En los últimos días llegaron a la Redacción de EL DIARIO reiteradas quejas de vecinos de la ciudad. Las mismas expresaban en su mayoría que en distintos puntos de la plaza Centenario, instalada en pleno centro de la ciudad, hay tanto excremento de paloma acumulado en las veredas de la misma que el olor es nauseabundo, sobre todo en horas en que las temperaturas alcanzan sus picos más altos, o sea, cercanas al mediodía y durante parte de la siesta, aunque bien temprano por la mañana e incluso en horas de la noche, la marea de este desagradable aroma también puede percibirse.
Omar López, un joven que transita constantemente por ese lugar debido a razones laborales, más precisamente sobre la calle Santa Fe, expresó indignado por la situación que “a la altura de una entidad bancaria que está enfrente de la plaza, ya no se puede ni pasar por ahí debido a la acumulación de excremento que hay en la vereda de la plaza, lo que genera un fuerte olor que da hasta ganas de vomitar”, a lo que añadió “no se por qué está sucediendo eso, antes se limpiaba más seguido el lugar. No entiendo por qué esta vez han dejado que se ensucie tanto, este hecho perjudica considerablemente la imagen de la ciudad y más que todo la de uno de los lugares más lindos que tenemos los villamarienses, como lo es la plaza Centenario. No sería bueno que aquellos que vengan a conocer la ciudad se lleven como imagen que Villa María es un lugar sucio”.
Ante tantas quejas de los vecinos, nos dirigimos hacia el lugar con el objetivo de constatar lo apuntado por ellos y pudimos percibir que los reclamos eran justos y que el olor producido por el excremento de las aves es muy fuerte. Es necesaria una limpieza para evitar que el problema se siga propagando, dañando considerablemente el aspecto de un lugar tan tradicional como atractivo para todo aquel que habita y que visita Villa María.