Cajero automático no,tesorero humano
Señor director:
Deseo que esta carta de lectores pueda ser de su interés para su publicación, no por mí sino por su contenido, ya que en ella pretendo resaltar la conducta de una persona, más aún teniendo presente que en este mundo actual el “rey dinero” nos condiciona.
Hace unos días, un día viernes a la noche, realicé un depósito en efectivo en el cajero del Banco de Córdoba, sucursal Centro.
El día lunes siguiente, en horas de la mañana, mi esposa me avisa que un señor Jorge Gianandrea, tesorero de dicho banco me había llamado por teléfono a mi hogar solicitando comunicarse conmigo.
Me acerqué al Banco sin la más mínima idea del porqué, y fui atendido por este señor, quien me preguntó cuánto había depositado, expresándole el monto que figuraba en el comprobante emitido por el cajero. El me expresó que en el sobre había 100 pesos de más y me los entregó.
Deseo destacar que yo no tenía manera de conocer mi error y a eso lo sabía el señor Gianandrea, por lo cual sobran las palabras para destacar su conducta.
CC - DNI 8140556
Compañía de seguro... ¿De seguro?
Señor director:
En una opinión generalizada la que indica que algunas compañías de seguro son buenas siempre que no se haga uso de ellas. Porque ahí es cuando comienza la odisea ante especialistas en poner obstáculos al cliente damnificado: teléfonos ocupados, horarios restringidos, grabaciones que derivan a otras grabaciones y, al límite de la paciendia, una voz en directo nos dice: “Tiene que llamar a otro número”, “no tenemos novedades” o “su trámite está en verificación”, por citar algunas chicanas.
Paso a contar mi odisea: el 15 de octubre pasado, un conductor asegurado en La Caja chocó mi automóvil estacionado frente a mi casa. El impacto fue en la parte trasera, provocando grandes daños.
El trámite se terminó de presentar con toda la papelería requerida por la aseguradora el 21 de octubre. Me dijeron que tenía que llamar en diez días hábiles a partir de la presentación. Así lo hice, pero justo ese era el Día del Bancario y no atendían. Volví a llamar a la semana y no había novedades. Así sucesivamente con la misma respuesta. hasta que los ánimos comienzan a caldearse porque transcurridos casi sesenta días no existía respuesta alguna.
Les manifesté que el automóvil era mi herramienta de trabajo y esta expresión no representa un lugar común. Es mi medio de locomoción necesario para cubrir las cuarenta y cinco cuadras para cumplir con mis tareas laborales, pero lo es también porque hace unos años sufrí un grave problema en un pie y como consecuencia de ello no puedo realizar, por prescripción médica, sobreesfuerzos como caminar demasiado, correr u otro tipo de ejercicios.
No obstante, las cosas con La Caja siguen como en los inicios, con un total desparpajo e insensibilidad ante la situación. En estas semanas he escuchado distintos comentarios desfavorables sobre esta empresa y mi opinión engrosa aquella corriente de pensamientos generalizados sobre algunas compañías de seguro: todo está bien mientras no se las use.
Ellas, como si nada, te venden seguridad y confianza con eslogan muy bien hechos por marketineros, pero a la hora de requerir de sus servicios, todo lo bueno que te venden es proporcional a todo lo malo que ofrecen en la realidad.
María de las Mercedes Gómez - DNI 11527800
Navidad para todos
Señor director:
No sé cómo llegar a tanta gente que estará sola en esta Navidad. Espero que las páginas de nuestro diario me ayuden a dar la mano a los abuelos, a los que hoy se quedaron solos vaya uno a saber porqué.
Espero que en lo profundo de su ser, cada uno de ellos pueda encontrar a los que se fueron antes de este mundo o a los que se quedaron, pero no atinaron a decir “vení, nos juntemos”.
Esta noche brindo por ellos también. Sin ellos me sentiría sumamente solo y necesitado. Un abrazo.
Alberto Botta - DNI 14511012
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