Muchas veces se ha planteado la importancia de una reconfiguración de las rutinas posteriores al período vacacional.
Los padres nos organizamos, alistamos los uniformes, guardapolvos, útiles, cambiamos algunos horarios de descanso y, sin embargo, llegan estos primeros días y aparecen peleas, enojos, estrés, desencuentros. ¿Por qué? ¿Qué pasó en la organización familiar que previendo determinadas cosas, igual nos encontramos con estas situaciones?
Problemáticas tales como "quién retira a quién del colegio, quién lo lleva hoy, en media hora cómo hago para salir de mi casa o trabajo, buscar a uno, dejarlo, esperar que salga el otro, organizar la comida, con quién comen hoy...".
¿Por qué será que estamos tan acostumbrados a correr detrás del problema, en vez de, armónicamente, pensar en soluciones?
Para este caso, indefectiblemente, tenemos que rescatar el término comunicación y reflexionar sobre él.
¿Cómo nos estamos comunicando?
Cuántas veces nos escuchamos diciendo “eso no fue lo que quise decir”, “pensé que ya habíamos hablado de eso”, “te lo mencioné, pero está visto que no me registraste”.
¿Qué está pasando con el mensaje?
Actual y paradójicamente, teniendo tantas formas de comunicación diferentes, estaríamos transitando una época de difícil entendimiento entre nosotros y comprensión del mensaje que quisiéramos transmitir.
Una mirada poética del comunicarnos sería abrir nuestro ser y permitir que salga aquello que deseo manifestar y darle un lugar a la retroalimentación, a través de la respuesta del otro que entraría en ese lugar de apertura propuesto.
“La comunicación interpersonal es el contacto verbal o no verbal que se establece entre dos o más personas. Se trata de un intercambio de información, ideas, actitudes y emociones” (Vander, 1986).
Durante los días previos al inicio de clase ,¿quiénes se comunican?
Tenemos a los directivos y docentes, a los padres y a los alumnos. Las posibilidades de comunicación entre unos y otros hacen que todo resulte bastante complejo. Los docentes pueden comunicarse entre ellos, con los padres, lo mismo ocurre con los padres e hijos-alumnos. De modo que esta complejidad hace evidente que los conflictos sean habituales.
Rescatamos el valor de la información y la comunicación asertiva: hablar despacio, con lenguaje fluido, evitar un estilo sarcástico, hacer pausas. En lo no verbal, evitar la sensación de disgusto, hacer contacto visual, creer en lo que se dice, sentirlo.
Si tenemos que organizarnos en aquello que es de nuestro interés, ¿cómo no pensar en todo esto?
Al entablar un verdadero diálogo, estamos haciendo más que sólo comunicarnos. Estaríamos resolviendo, transmitiendo confianza, certezas, claridad a nuestros hijos. Los estaríamos sacando de un lugar de preocupación e incertidumbre sobre cómo sigue su día hoy y colocándolos en un camino de serenidad que otorga la información, la planificación y la contención familiar.
- Contar con un día feriado para, por ejemplo, enseñarles el trayecto en ómnibus si ya tienen la edad para realizarlo solos.
- Hablar con los padres de los compañeros o vecinos para turnarse o distribuirse actividades a la hora del ingreso y/o egreso de los niños.
- Repartirse entre padres, según sus horarios de trabajo, las actividades hogareñas.
Todas serían propuestas a pensar y de fácil implementación que nos darían resultados positivos a corto plazo.
Es fundamental para el crecimiento del niño, para el sentirse a gusto con la instancia de aprendizaje, que haya todo un contexto de seguridad y confianza que lo respalde desde su hogar y no crisis, corridas, dudas.
El dialogo, la reflexión, el mensaje claro son compañeros indiscutibles de este período tan significativo y de nuestras vidas en general, por ello, no podemos seguir visualizándonos en el mensaje de “sobre la marcha”, “lo vemos en el momento”, sin prestar atención al impacto que estos mensajes generan en el desarrollo de nuestros niños. En otra oportunidad escribiré sobre la hiperactividad y el déficit atencional tan presente en nuestras aulas y hogares y cómo viene de la mano, en cierta medida, con lo presentado hoy.
Lic. Ivana Martina Villoria
MP 5103,
Psicóloga clínica, formación infanto-juvenil, terapeuta reichiana