La presidenta argentina y su comitiva integrada por representantes de los tres poderes del Estado, abrieron ayer la larga fila de autoridades del mundo que presentó sus saludos protocolares a Jorge Bergoglio, una vez que fue ungido como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
El apretón de manos con CFK fue prácticamente de la misma duración que tuvo con los demás mandatarios y representantes de monarquías que asistieron a la ceremonia en la Plaza San Pedro. Es que una jornada antes, habían mantenido una reunión protocolar tras la cual el jefe de la Iglesia invitó a la presidenta de la Nación a compartir un almuerzo privado que se extendió por más de dos horas.