En el Día Mundial del Síndrome de Down, la asociación villamariense Avisdown realizó una campaña de concientización en la zona del microcentro, ayer, con la compañía de la Coordinación de Discapacidad perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Villa María. Hubo entrega de folletos y pintadas de manos.
Sara Chaisi, la secretaria de la organización local, remarcó que una de las banderas es lograr la integración escolar de sus hijos y de otros niños y niñas con ese síndrome “en las escuelas comunes”.
En este sentido, resaltó que si bien la ciudad adhiere a la legislación que hay en la materia y por la que se persigue la integración, “en la práctica (esta) es muy difícil”.
“Cuando los papás van a los colegios les dicen que no hay vacantes o que están realizadas todas las integraciones; si nos guiamos por lo que dicen habría una escuela completa”, ironizó. “Ponen excusas”, confirmó.
La entrevistada remarcó que “la cuestión es ingresar al establecimiento, encontrar esa vacante”, ya que los directivos argumentan que “no están preparados y que es muy difícil trabajar con nuestros chicos”. En este sentido, enfatizó que “todos tienen que saber que no van solos al aula, sino que asisten a clases acompañados de terapeutas”, por lo que llamó a “que exista predisposición de las maestras”.
En este aspecto, demandó que se tengan en cuenta las condiciones del alumno y que se estimule el aprendizaje adecuándose a tales circunstancias. “Si son lentos para escribir desde el pizarrón, entonces que se les dé una copia, si lo importante es que puedan acceder al conocimiento, no que escriban lo que está en el pizarrón”.
“Esto se da por desconocimiento. La maestra se asusta”, admitió.
Subrayó que los chicos están estimulados por lo que instó a “no creer en lo limitado” y recalcó que “son mansos, no violentos”. “Hay que cambiar la cabeza de los directores”, añadió.
Sara, además, sostuvo que “formándolos le quitás una carga futura al Estado, porque se persigue que el chico sea independiente” e hizo foco a lo que sucede “cuando los padres fallecen” y la persona queda desamparada por no haber sido contenida dentro del sistema escolar.
“Un cambio es posible, buscamos que en el futuro no dependan. Nos duele cuando vemos a una persona con Síndrome de Down caminando de la mano de sus padres”, graficó.
Afirmó que los colegios están obligados a recibirlos y que “nuestra idea es ponernos más firmes para que eso se cumpla”, aclarando que los progenitores “pueden exigirlo legalmente”.
Por otra parte, en lo vinculado a las obras sociales, ironizó sobre el pedido de las mismas de que cada año se les solicite a los padres que presenten la constancia del síndrome (“parece que no saben que no se cura”) y subrayó que “no deben existir límites” para ser atendidos por terapeutas. “Hacen algo que no es legal, que es firmar contratos en los que establecen límites, jugando con los padres, a los que no les es fácil”, denunció.
También dijo que “se niegan a pagar prestaciones nuevas” y contó que terapeutas tienen que esperar un año para poder cobrar: “Algunos profesionales no tienen espalda para tanta espera”, indicó.