La noticia que gran parte del mundo estaba esperando, sacudió al país, ¡El nuevo Papa es argentino! Y estalló la polémica, como es costumbre en nuestras tierras. En las redes sociales y los medios de comunicación se escucharon opiniones de todo tipo acerca de los antecedentes del nuevo Sumo Pontífice.
Las reflexiones y opiniones sobre el rol que desempeñará Francisco en su papado también estuvieron presentes, situación que tiene fuertes connotaciones políticas por las posiciones críticas que había manifestado en sucesivas oportunidades el entonces cardenal Bergoglio en relación a la situación política, económica y social de nuestro país.
Fue muy difícil abstraerse de esta noticia francamente conmocionante y separar lo emocional de lo reflexivo. El primer Papa americano luego de cientos de años de historia de la Iglesia Católica es todo un acontecimiento histórico y somos protagonistas privilegiados de ello.
Más allá de los aspectos religiosos de este hecho histórico, una de las incógnitas que se abrieron luego de su designación es poder entender si esta situación podría provocar beneficios concretos a la Argentina. La mayor parte de los analistas opinan que Bergoglio ya no nos pertenece, que ahora es Francisco y su visión y preocupaciones serán globales, planetarias.
De mi parte, creo que a pesar de la importancia y amplitud del nuevo cargo, los hombres no dejamos de ser hombres y sentir como tales y Bergoglio entiendo que no es la excepción. El afecto por “el barrio”, por las cosas nuestras, por su tierra natal seguramente influirán en algún momento en algunas de sus decisiones, como lo haría cualquier ser terrenal, por más Papa que sea. Y esto es bueno para nuestro país, sin dudas, y espero que nuestras autoridades así lo entiendan.
Pero mi reflexión central sobre este importante hecho pretende ir más allá de lo que esto nos puede producir en términos de beneficios como país. Creo que esta decisión de la Iglesia Católica, institución milenaria, poderosa pero no indiscutida, tiene connotaciones que es importante resaltar y que afectan a toda Latinoamérica y por ende, al sur del globo.
Esta decisión de la entidad más globalizada del planeta, con inmenso poder y seguida por millones de creyentes pero necesitada de recobrar credibilidad y un mayor espacio en la sociedad, está marcando definitivamente que el futuro del mundo pasa por estas tierras americanas. Esto no es una casualidad o la consecuencia de una buena gestión de un cardenal argentino para lograr su nombramiento, es el reflejo de una visión estratégica de la Iglesia que se suma a otros hechos políticos, económicos y sociales que confirman una tendencia que se agiganta cada día.
Tierras feraces, agua en abundancia y una población joven y vital hacen de América el espacio geográfico donde se depositan las mayores expectativas hacia el futuro. Luego de 500 años de historia signados por la dependencia, las desigualdades y la desesperanza, el mundo empieza a darse vuelta y mirar a estas latitudes con el interés de quienes ven la posibilidad de un futuro mejor, más promisorio.
Europa es el pasado, Estados Unidos un presente endeble y transitorio, los poderosos de la historia moderna tienen pies de barro y una esperanza emerge en Latinoamérica de la mano de los nuevos gigantes del Asia. Esta decisión de la Iglesia va en ese sentido, lograr una mayor inserción en el mundo que viene, el de la nueva energía.
Por esto, creo que la decisión de 115 cardenales no es casualidad y tienen una mirada que va más allá de las necesidades presentes de la Iglesia, es una decisión estratégica de participar activamente en el lugar indicado por esta nueva tendencia global.
Si lo traducimos en términos futbolísticos, lo bueno de todo esto es que se confirma que este partido se juega en nuestras canchas y al protagonismo del nuevo Papa argentino debemos sumarle que tenemos a Messi y Maradona jugando adelante. Es el partido de la historia, el cual debemos jugarlo con grandeza y visión estratégica. Espero que nuestros dirigentes lo entiendan; que esta vez no podemos perder, sería irracional hacerlo con este equipo y jugando de local.
Cr. Alberto Costa