El Palacio Ferreyra es una de las grandes joyas arquitectónicas de nuestra provincia. Hoy conocido como Museo Superior de Bellas Artes Evita, la majestuosa casona sigue despertando fascinación desde su emplazamiento histórico: frente a Plaza España, con salida a Yrigoyen y patio con vistas a bulevar Chacabuco, en Córdoba capital. Una obra que atrae por partida doble: por un lado, gracias a la magnífica estructura que la envuelve. Por el otro, merced al legado cultural que contiene, materializado en una de las colecciones de arte más importantes del país.
Inspirado en el clasicismo francés del Siglo XVII, la mansión es un canto a la elegancia inculcada por sus primeros dueños, la familia del Doctor Martín Ferreyra. Fue construida en 1916, siendo su arquitecto el galo Ernst- Paul Sanson, un egresado de la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de París. Eran tiempos donde los parámetros de todo los marcaba Europa, con el prisma criollo embelesado por los movimientos que, con demora, llegaban desde el Viejo Continente. Desde aquella óptica, lo bueno y lo lindo era tenido por tal si venía del norte. Bajo esos mandamientos nacieron la mayoría de las construcciones más emblemáticas de Argentina, Palacio Ferreyra incluido.
Así, el edificio desborda de estilo afrancesado. Visto desde afuera, exhibe carácter señorial en todos los aspectos. Tres pisos (más sótano) dispuestos en meticulosa composición, geométricamente perfecta, rígida, pero con una pizca de desenvoltura que muy bien le sienta. Esa que le da la ornamentación fundamentada en estatuillas y adornos de tono “vegetal”. Los jardines del alrededor siguen la línea, con vegetación, fuentes, esculturas y adornos en general dando idea de distinción.
El interior
Adentro, destaca la fastuosa área central, a la que se accede ni bien uno traspasa la puerta de entrada. Una impresionante escalera conectada con un balcón de 20 metros de altura da la bienvenida. Después, toda una serie de salones de usos múltiples, otrora habitaciones y salas (había más de 60), invitan a la recorrida. Entonces, el visitante conoce las particularidades de la construcción, y detalles de su último rediseño. La remodelación, ocurrida en 2007 por intervención del Gobierno provincial, despertó gran polémica por el gasto millonario que supuso para las arcas públicas. Además, distintos expertos del arte, la arquitectura y la cultura de Córdoba la criticaron con vehemencia al considerar que el rediseño afectaba “la naturaleza intrínseca” de un edificio único. Amén de las reprobaciones, el lugar fue finalmente transformado y abrió sus puertas como museo, recibiendo el nombre que actualmente lo cobija.
Hoy, el emprendimiento tiene 12 salas con exhibiciones permanentes y temporales de diversos géneros artísticos (pintura, grabado, escultura, fotografía, etcétera) y ofrece visitas guiadas y asistencia a través de su Centro de Interpretación. Además, cuenta con un auditorium, medioteca, el llamado “Bazar Cultural” y la muestra estable que corporiza el parque al aire libre. De cualquier manera, su mayor tesoro está en las obras que lo colman. Reliquias que forman parte del patrimonio cultural de Córdoba, y entre las que figuran trabajos realizados por varios gigantes del arte provincial, como Emilio Caraffa, Genaro Pérez, Fernando Fader y Octavio Pinto, por sólo nombrar algunos.