San Lorenzo se llevó un importante triunfo de “Casa Blanca” (3-1), a través del oportunismo y contundencia de sus atacantes, que no perdonaron a la hora de sumar en las intenciones de gol. Playosa no fue menos que su oponente, pero justamente careció de un estilo de juego sostenido y eficaz en ataque, que le hubiere posibilitado por lo menos llegar al equilibrio en el marcador.
En el desarrollo técnico, fueron muchas más las intenciones que la generación de fútbol; con el visitante más ordenado en la salida y en el medio, a través del criterio de Acevedo, asociado a la movilidad de Angaramo y Carassai. Sobre los 22 minutos, luego de que ambos conjuntos tuvieron oportunidades, Scagliarini conectó de cabeza un lanzamiento libre de Carassai, ante la pasividad de los defensores locales y el arquero Prevero, marcando la primera diferencia para el “azulgrana”.
Playosa demoró en salir de la confusión estructural que le causó esa situación adversa; sólo Servetti y Aimar trataron de armar un estilo más positivo en ataque que no prosperó por la falta de respuesta de los delanteros, distanciados entre sí y sin decisión correcta a la hora de intentar la definición. En el primer tiempo, la labor de ambos conjuntos no fue convincente en la elaboración de juego, con altibajos pronunciados entre operatividad y decisión, aspecto que le quitó emotividad a la brega, privando más el sentido destructivo que una ordenación técnica rescatable. Quizás ambos equipos guardaron lo mejor de sus atributos para el segundo periodo, donde Playosa modificó su estructura y se lanzó de inmediato como procurando un mejor protagonismo. Y en verdad lo consiguió de inmediato: a los 2', Luciano Boulique conectó de cabeza un excelente envío de Aimar, logrando el 1-1 parcial y culminando una destacable acción colectiva.
Pero el conjunto de Nicolás Aimetta pecó de confianza, siguió dispuesto a llevar por delante a su adversario, quien con tranquilidad soportó la presión alba; esporádicamente creó tres o cuatro oportunidades en contragolpe y luego de fracasar en los intentos iniciales por dicha vía, a los 19' y 20' elaboró dos jugadas que le permitieron pasar al frente con diferencia de dos goles y dar así cifras definitivas al partido. Esto ante una retaguardia local que no acertaba en la marcación de los ágiles oponentes y mostrando fallas de marcación evidentes. Primero Angaramo, entrando al área con un amague, descolocó a sus marcadores y sometió a Prevero con remate perfecto. Y un minuto después, con rápida jugada por sector derecho, Andrés Agosto desbordó y su centro hacia atrás fue introducido en el marco y en desafortunada acción por Cossavella, en autogol que cerró el marcador. Objetivamente fue demasiado premio para un San Lorenzo que hasta allí había generado las mismas situaciones de peligro que el elenco albo, con la diferencia que sus atacantes las supieron capitalizar. Playosa tuvo por medio de Acosta, Boulique o el ingresado Menegotto ocasiones harto propicias, que convirtieron en figura a Luciano Pereyra, quien aparte de su descollante labor se dio el lujo de contener con total suficiencia un penal a Boulique, cuando transcurría el segundo parcial.