Escribe: Don Sapo
Desde La Paz, Bolivia
Especial para EL DIARIO
¡¡¡Por fin pude salir del hotel!!! Desde que llegué a La Paz me la pasé a pastillas para el sorojchi (apune) y té de coca. La ciudad está a 3.600 m, el hotel en la parte más alta de La Paz y la habitación en el último piso, más alto todavía. Caminás por las calles y enseguida te das cuenta quiénes son los extranjeros, porque están haciendo cola en las farmacias y caminan como zombis. La ciudad sube y baja, pero como decía Passarella no dobla, aquí no doblan los taxis, no dobla la gente, no doblan los aviones, todos siguen derecho, nuestro vuelo casi termina en Alaska.
Recorro la pintoresca capital y trato de averiguar qué lugares visitar, es imposible comunicarse, necesitás un traductor para el boliviano. Llego a la plaza Murillo, sede del Gobierno boliviano y me encuentro con un desfile militar por el Día del Mar, ¡¿Qué mar?! Me pregunto, “ya va a ver”, me dice un señor que está al lado mío presenciando el desfile con una bandera de Bolivia y una red de pesca. Inmediatamente aparece Evo con una manguera desparramando agua por la calle donde se realiza el desfile y por atrás viene el vicepresidente con varios paquetes de sal gruesa y la echa sobre el agua. ¡EL MAR, EL MAR! Exclama la multitud. Me aproximo al presidente Morales y en una breve entrevista me confirma que va a demandar ante la Corte Internacional de La Haya al Gobierno del presidente Piñera por la salida al mar de Bolivia y al Gobierno de Cristina por los goles que Messi le haga a la selección boliviana. En ese momento, oficiales de la Marina boliviana comienzan a hacer barquitos de papel y me obligan a retirarme del lugar.
El técnico de la selección de Bolivia le pidió a la gente que quería una ciudad verde para el encuentro contra la Argentina, así que los bolivianos hace cuatro días que están colando cerveza, singani, ron y cualquier alcohol que se les cruza. ¡¡Estamos como sapo nuevo!! dice un hincha, mientras hace cola en la central de Policía creyendo que es el Estadio Hernando Siles.
La selección llegará a La Paz tres horas antes del comienzo del partido para evitar el sorojchi, pero el sorojchi es silencioso, traicionero, se te mete por los poros, por la botamanga del pantalón, por cualquier hueco que encuentra, y nosotros tenemos un hueco enorme en la defensa, qué festín para el sorojchi.