Lo afirmó Pedro Crespi, director ejecutivo de ASDRA, la asociación que nuclea a los familiares y personas con esas características. En el mundo se observa síndrome de Down en uno de cada setecientos nacimientos.
"Uno de nuestros objetivos es que se trate a las personas desde un modelo social y no desde un modelo médico que hace que se los denomine como pacientes", dijo Crespi, en el marco de la reciente conmemoración del Día Mundial del Síndrome de Down.
El directivo de ASDRA reclamó en diálogo con Télam que "se respete el derecho a la vida, a la educación inclusiva, a la familia, a un trabajo en el mercado laboral abierto y competitivo y el derecho a decidir por sí mismo y a la vida independiente".
Explicó que estos postulados están consagrados en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que es "el primer tratado de derechos humanos del Siglo XXI cuya firma data de 2006, en tanto que Argentina lo suscribió en 2008, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner".
La fecha del 21 de marzo como Día Internacional del Síndrome de Down fue instituida en 2011 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Crespi señaló que "cerca del 90% de los chicos con discapacidad hoy no puede acceder a un aula común y esto se da fundamentalmente por la falta de capacidad de los docentes, un sistema educativo arcaico y por la falta de las estructuras edilicias necesarias".
Indicó que a nivel mundial se estima una persona con síndrome de Down cada setecientos nacimientos", y explicó que en el caso de Argentina "no hay datos oficiales sino estimaciones".
"Es importante no hablar de pacientes sino de personas", apuntó Crespi y advirtió que "si los tratamos como pacientes los estamos encuadrando en un marco de rehabilitación y no habilitación".
"La discapacidad no es exclusiva de la persona sino que tiene una dimensión social", apuntó el directivo, tras lo cual agregó que "si el entorno no se hace accesible para el que tiene discapacidad lo que se hace es poner obstáculos para el desarrollo de sus vidas".
Raíces moleculares
Científicos estadounidenses revelaron que el cromosoma 21 del síndrome de Down hace disminuir la proteína SNX27 en el cerebro, lo que afecta a la memoria y al aprendizaje de la persona.
El equipo de expertos del Instituto de Investigación Médica Sanford-Burnham realizó un estudio en ratones donde descubrió que la proteína SNX27, cuya otra denominación es nexina27, disminuye considerablemente en el cerebro cuando la persona padece síndrome de Down. Esa disminución, a su vez, afecta a las funciones cognitivas del cerebro.
En otro estudio, también realizado en roedores, los científicos demostraron que la restauración de la proteína SNX27 eliminó problemas cognitivos en el cerebro como el deterioro de la memoria o problemas con el aprendizaje.
Entre tanto, los expertos subrayan la importancia clínica de los descubrimientos de este tipo ya que la baja concentración de la proteína SNX27 está estrechamente vinculada con el síndrome de Down. Precisamente el cromosoma 21 codifica el elemento llamado miR-155, y en las personas con síndrome de Down el aumento de ese elemento corresponde a la disminución de la proteína SNX27.
En esta situación, los científicos estadounidenses introdujeron una porción de SNX27 en el cerebro afectado de los ratones y resultó que empezó a funcionar mejor, según el autor del estudio, el profesor Xin Wang. Este experimento se realizó en animales, falta por probar en seres humanos.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Nature Medicine.