Parecía arisco, parecía tosco. Parecía que no va a hablar, pero lo hace. Cerca del noveno tema, por ahí. Antes de que hablara con el público canta “Soldado de Dios”, “Fuera del mundo”, “Un diamante”, "Sólo hay un ganador”, “Ya no te quiero”, “Viento”, “El pacto” y “El rey del rock and roll”. Tal vez si no hablara en toda la noche sería igual de bueno lo que hace. Excelente sería el mejor calificativo para el artista que apareció con Los Fabulosos Cadillacs y que luego impacta al público en general.
El sabe muy bien quién es y por ello, su último álbum tiene tintes de los anteriores. Más allá de los elogios o de las críticas, sigue haciendo lo que le gusta.
Los primeros temas pasaron uno detrás de otro y no tuvieron tanto acompañamiento. Fueron un repaso de su reciente CD y los anteriores desde que arrancó su carrera solista allá por 2002. Luego paró y habló con el público. “Muy buenas noches, queridos, queridas. Tengo una preocupación y es que pienso que se están aburriendo, por eso es que quiero que me pidan algún tema en especial”, comenzó diciendo para luego decidir por cuenta propia el tema a tocar. “Siguiendo la luna”, fue la elegida, para que la gente se quedara tranquila de que había hecho la mejor elección.
“Algo contigo”, en una versión intimista, “Paisaje” y “Si me dejan” fueron los temas que siguieron y que marcaron el comienzo de otro tipo de show. Un recital que fue en subida y mejorando a cada tema.
“Es un honor tocar para ustedes”
Continuó con “Sólo un momento”, “Morir a tu lado” y “Creo que me enamoré”. Temas simples pero profundos, diciendo lo justo y necesario. Luego, con “Se despierta la ciudad” y “Tiburón” levantó a todos de sus asientos. Momentos después, con “Basta de llamarme así”, tema dedicado a su hermana difunta que escribiera a los 17 años, fuese la excusa para bajar los decibeles, pidiendo silencio y que desde ahí, en ese respeto a la calma, se entendiera que lo que vendría iba a ser más que bueno. Se trataba de “Los caminos de la vida”, como “una tormenta de espíritu y corazón en donde la música nos va a llevar por todos los caminos, para que el corazón explote”. En el siguiente pasaje, “Vasos vacíos” y “Yo no me sentaría en tu mesa”, recordaron su época “fabulosa” y lo dejaron a él solo con la guitarra, frente al público. Ese fue el final de una noche que resultó en crecida, como el mismo Vicentico durante el show. Hablando cada vez más con el público y disfrutando la atención que le brindaron. “Es un honor tocar para ustedes y es un placer tremendo que nos escuchen. Cada noche que tocamos es única y ésta es nuestra noche. La noche en que vamos a compartir todos juntos. Disfruten”, fue lo primero que había dicho y lo que cumplió.
Juan José Coronell
Especial