Esta semana el grupo de entomología del INTA Manfredi recolectó en el campo de la experimental mediante trampa de luz, los primeros adultos de la segunda generación de “barrenador del tallo”.
Esta información debe ser tomada como un indicador de la presencia de la plaga en el ambiente, pero no puede utilizarse para la toma de decisión de un control químico, por lo que los técnicos del INTA Manfredi resaltaron que es importante que a partir de la semana entrante los productores comiencen con los monitoreos de desoves en los lotes de maíz convencional y sorgo.
Este monitoreo debe realizarse revisando toda la planta a fin de registrar el número de desoves presentes. Se sugiere recorrer el lote tomando 25 estaciones de muestreo y en cada una de éstas revisar cuatro plantas consecutivas.
Control químico
La toma de decisión de control químico debe basarse en el umbral de acción: el nivel sugerido por el ingeniero Agrónomo Iannone (INTA Pergamino) es de 10% de plantas con oviposturas. Por otra parte, recomienda que en aplicaciones aéreas se utilice un caudal de agua de 20 l/ha, o bien 10 l/ha con el agregado de 2 l/ha de aceite emulsionable.
El objetivo de estos caudales es lograr alrededor de 13 impactos de gotas por centímetros a la altura de la espiga. El momento oportuno de aplicación es dentro de los seis días posteriores a la detección del umbral de acción.
Diatraea saccharalis, conocida como el “barrenador del tallo”, es una de las plagas más importantes que afecta a los cultivos de maíz y sorgo en Argentina. Este insecto tiene tres o más generaciones por año, dependiendo la región.
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