El contador y profesor universitario Darío Poncio indicó que aunque “el congelamiento de precios es una medida transitoria y es un parche” también “permite ganar el tiempo”. “Ahora (la vigencia del mismo) de 60 días pasó a 120. Dije que no iba a haber día 61, creo que efectivamente no va a haber día 121, que es el 1 de junio”, declaró. “En esa jornada el Gobierno tiene que presentar una mesa de todos los sectores para armar una política a mediano plazo. Creo que lo hará y lo tiene que hacer”, advirtió.
Recordó que “el congelamiento se hizo entre el Gobierno y la Asociación de Supermercados Unidos, que son los seis más importantes del país y que concentran el 60% de la venta”. Se trata, “en orden de importancia”, de Carrefour, Jumbo, Disco Vea (presente en la ciudad), Coto, Walmart (está en Villa Nueva), Híper Libertad (en la ciudad) y Anónima, “una cadena del sur que creció muchísimo”, quienes tienen la obligación de no aumentar los precios de alimentos, bebidas y limpieza, excluyéndose carnes, frutas y verduras, “porque es imposible mantenerlos ya que son estacionales”. “Los lácteos también lo son pero (Guillermo) Moreno habló de la posición dominante de SanCor y La Serenísima y yo creo que hay que revisar esa industria; hay mucha diferencia entre lo que cobra el productor tambero y lo que cuesta la leche en la góndola, existe mucha intermediación y parte importante del dinero queda en el camino”, manifestó.
Poncio abundó en las cuestiones que se desprenden del congelamiento. “Los supermercadistas se preguntaron en qué ahorrar y el Gobierno les dijo que en lo que quieran menos en sueldos, para que no toquen a los empleados. Una opción fue ahorrar a través de la comisión que las tarjetas les cobran, de ahí surgió, de parte de la asociación y no del Gobierno, la necesidad de crear una tarjeta”.
En este aspecto, afirmó que la tarjeta se puede poner en práctica “porque todas las cadenas tiene la tarjeta propia, que es de crédito, entonces la volcarán a la nueva”.
“Los dueños de Visa y Mastercard son los propios bancos y cobran una comisión de entre 2,5% y 3%, la nueva cobra el 1%”, precisó ilustrando así el ahorro y aclarando que las tradicionales “no dejarán de usarse, porque sería un suicidio”.
Por otro lado, Poncio subrayó que otro ítem de ahorro es la publicidad en diarios grandes y remarcó que fue una iniciativa de las cadenas y no del Gobierno.
“Ellos mismos proponen no hacer más publicidad, sobre todo en Clarín y La Nación”. ¿Las razones? “La gente ignora el valor de una página los días viernes o domingo: entre 800 mil y un millón de pesos. Siguieron, en cambio, haciendo publicidad en radio porque es más económica”, dijo.
En tanto, evaluó que los números que reflejan el índice Congreso - “lo miden las consultoras privadas”- permiten aventurar “una senda de inflación aceptable”, del orden del 15%. Explicó que si bien en enero dio 2,58% (“anualizado daba una inflación del 35%”), en febrero fue de 1,23% y en marzo “dará menos del 1%”.
Opinó que debe darse “una devaluación del tipo de cambio oficial más acelerada que pueda aproximarse al 30% anual para que el tipo de cambio retome la competitividad perdida, porque en los últimos años fue rezagado comparado con el aumento de precios”.
Y especificó que, en tren de controlar la inflación, además de controlar la emisión, el gasto público y los aumentos salariales, “está la influencia de precios de los alimentos internacionales en la canasta familiar, las expectativas inflacionarias y el carácter monopólico y oligopólico de la economía argentina”. Hizo hincapié, en este último punto, “no sólo al rubro de cemento, aluminio y chapa sino también al oligopolio en lo alimentario, en el que hay dos empresas en galletitas dulces cuando antes había 10 o en la leche, en la que dos tienen el 85% del mercado, lo que hace que tengan una posición dominante y que les permite adelantarse a los aumentos salariales”.
En cuanto al dólar blue, interpretó que el Gobierno “cometió el error de ningunearlo” y “ahora se dan cuenta e intervienen”. “Lo más preocupante es el cuarto mercado, contado con dólar fuga, que utilizan algunas empresas para comprar títulos y acciones que cotizan en la bolsa de Estados Unidos, pagan en pesos y lo convierten en dólar acá. Lo hacen las multinacionales que quieren remesar las utilidades del exterior y el Gobierno no les vende el dólar a 5,10”, aclaró.
Y sostuvo que “más allá de los desajustes de la economía, hubo una intentona de devaluación del dólar oficial, sobre todo en sectores financieros, exportadores y algunas de las entidades de la mesa de enlace, no todas sino, creo, la Sociedad Rural”.