Escribe: Lic. Alfredo Koncurat
Dice el dicho popular que “quien se quema con leche ve la vaca y llora”. Bueno, algo así nos ocurre a los argentinos con el dólar, la inflación y la confianza (o la falta de confianza) en nuestro sistema macroeconómico.
Como la verdad es que la cosa no se entiende tan fácil, futurólogos de turno sacan partido día a día tirando bombas mediáticas.
Entre la desconfianza y la creciente incertidumbre, los argentinos nos encontramos cada mañana revolviendo páginas de diarios y escuchando radios que nos orienten a determinar qué activo es seguro, qué ahorro escapa de la inflación o qué bien puede revalorizarse rápidamente de la noche a la mañana.
Incertidumbre y preocupación
Dejando de lado análisis económicos tendenciosos, lo cierto es que los indicadores no dan muestra de una reactivación y ante la fuerte escalada del dólar paralelo la presidente Cristina Fernández regresó de urgencia del Vaticano para reunirse con su equipo económico de confianza.
Se dice que fue una reunión extensa y rumores de lado sin dudas que la relevante llamada supone ya un importante grado de preocupación en el Ejecutivo. El año no arranca, el consumo se muestra alicaído, la inversión no toma la batuta y el Gobierno con un incipiente déficit tiene menor grado de libertad para aumentar el gasto, un gasto que no puede financiarse con más emisión sin entrar en un camino delicado.
La oposición grita “devaluación”
Todas las voces opositoras gritan a coro “devaluación”, sin embargo el repaso histórico nos muestra que devaluar da un respiro transitorio, transfiere regresivamente de modo automático riqueza a los tenedores de divisas y al poco tiempo genera más inflación volviendo la situación nuevamente al origen, lo que demanda ya con mayor necesidad nuevas y progresivas devaluaciones. Como es obvio la situación no es fácil, el Gobierno explicita una administración controlada del tipo de cambio y por ahora tiene la fortaleza para continuar, sin embargo la pulseada tiene un límite y supone un drenaje constante de reservas internacionales del BCRA.
¿Podrá el Gobierno mantener el rumbo y no claudicar ante la especulación del mercado?
Como se analizó en otras ocasiones, el éxito de esta batalla también dependerá de muchas variables relevantes, como la evolución de la crisis mundial, la tracción de la industria brasileña y por supuesto de los términos del Intercambio.