Cada vez que llueve, los vecinos que habitan en las inmediaciones de la intersección de la avenida Santa Ana y la calle Acapulco de barrio Bello Horizonte, sufren por demás.
El anegamiento tras las tormentas no sólo desvela a los frentistas, sino que directamente impacta en sus actividades cotidianas, ya que el agua estancada les impide movilizarse por el lugar.
Ayer, los pocos milímetros de agua que se precipitaron sobre la ciudad fueron suficientes para que las calles de tierra y los baches anegados se transformaran en una trampa para vehículos.
“Desde hace nueve años que tenemos este problema. No podemos entrar ni salir del lugar donde vivimos”, advirtió una de las vecinas del sector con problemas.
“En esta zona parece que desembocaran todos los líquidos que se mueven por tormentas, hasta agua servida llega hasta acá. Las cloacas colapsan y todo fluye a nuestra calle”, describió la frentista.
“Estamos cansados de peregrinar de oficina en oficina, llevando nuestro reclamo y sin obtener ninguna respuesta”, acotó.
Mientras los habitantes del lugar esperan soluciones, los problemas siguen siendo una triste realidad.
Por caso, valga el ejemplo del transportista que ayer tuvo que sufrir porque su vehículo de gran porte quedó atorado en plena calle.
Sin posibilidad de mover el camión con acoplado (hasta una camioneta se rompió, tratando de remolcar el rodado).
En definitiva, el camionero fue una víctima más del mal estado de las calles y la desidia oficial por mantenerlas de la mejor manera.
“En algún momento, han traído bombas para desagotar, pero por propio impulso de los vecinos. Necesitamos otro tipo de ayuda, algo definitivo”, dijo para concluir la consultada por este matutino.