Para él, referente del radicalismo y hombre multifacético siempre ligado a la comunidad, hablar del barrio es un placer. Eso se visibiliza durante la entrevista con EL DIARIO. Daniel Baysre conoce pasado y presente del sector, aunque hoy tenga alquilada su vivienda de Villa Oeste y haya decidido permanecer en el centro de Villa María, sobre todo “por la edad”.
Se le comenta que se ha entrevistado a María Lasa. “Con su padre Daniel somos amigos. El había ido a visitarnos a nuestra casa y quedó enamorado del barrio. Es que es un sector que lo tiene todo. Y se puede hacer una vida alejado del resto, ideal para filosofar”, define con una sonrisa al hacer referencia a la profesión de su amigo.
“Recuerdo que me decían que Villa Oeste era un microclima y dudaba, pero efectivamente lo es”, añadió.
Baysre resaltó que “el estar allí es contar con una tranquilidad absoluta” y que durante su estadía en el barrio pudo cosechar muchos y buenos amigos.
“Me fui a vivir allí a los 53, ya de grande. Viví 14 años”, junto a su esposa, la ex legisladora Norma Poncio. “Integré la comisión del barrio y forjé una amistad muy grande con el doctor Ferreras, con el (Francisco) “Paco” Márquez, con Tudella. En un principio el sector era elegido por hombres para hacer gimnasia. En nuestro caso, al fallecer el doctor Goldman y el poner su viuda en venta la casa, fue una posibilidad de que la pudiéramos comprar. La adquirimos y todas las modificaciones que se le hicieron fueron para mejorarla”, detalló en su diálogo con este matutino.
En sus palabras se denota el “encanto que es tener una propiedad en un ámbito como Villa Oeste”. “Las casas están separadas entre sí, con espacios generosos y extensiones en el fondo”, señaló.
Y recalcó que las viviendas que en un principio -por lo general - se utilizaron como casas de descanso para las temporadas veraniegas, “se fueron convirtiendo en algunos casos en espacios de residencia permanente, estando a siete kilómetros del centro villamariense”.
En relación a este último dato, hizo una salvedad: “Esa distancia se podría reducir a la mitad si no se utilizara la ruta 2”, a la que hay que llegar atravesando el camino de acceso, de tierra y amplia arboleda, que tiene una extensión de 2 kilómetros (desde la carretera a la parte poblada del sector).
Precisó que “son muy pocos” los terrenos que se podrían adquirir actualmente para construir y que para eso conspiran los precios.
Recordó que Villa Oeste “no pertenecía a Villa Nueva, sino que era una zona rural, pero en su momento se le pidió al intendente de ese entonces que lo provea de servicios”.
“Cuando me tocó estar en la comisión, allá por 1995, nos afirmamos en la pertenencia a Villa Nueva, aunque hay que decir que prácticamente no había gente de esa ciudad sino de Villa María”, aclaró.
Especificó que “estábamos incomunicados, pero se logró que Entel (la otrora empresa de telefonía fija) nos posibilitara acceder al teléfono”. “Cómo han cambiado los tiempos, hoy todo el mundo tiene su celular”, exclamó.
Y también “se logró la llegada del canal de televisión por cable”. “Ahora muchos tienen Direct TV. Ahora hay oferta, antes ni la menor elección”, compara mientras desayuna.
“Hoy la aspiración general de los vecinos es acceder al gas, que nos falta. Hay garrafones. Es muy caro paliar las bajas temperaturas en invierno”, indicó.
Baysre advirtió que es costoso el mantenimiento del camino de tierra que es el acceso al barrio y que el gas es el único servicio esencial que falta.
En su repaso por la historia del sector, recordó que “hubo dos temporales muy grandes” que golpearon a la zona y que previamente “se registraron inundaciones, panorama que cambió después del dique Piedras Moras, desapareciendo los problemas reales de inundación”.
“Sí hay que tener en cuenta lo que sucede con los vientos, que han provocado la caída de varios árboles. Cada tormenta fuerte nos ha complicado”.
Casi sobre el final de la charla, el dirigente histórico del radicalismo, recalcó que en este lugar “la amistad se vive de manera diferente”. “Hay un desenchufe del trabajo de cada uno. Las relaciones se viabilizan por medio de asados y charlas en casas”, sostuvo.
“Es además un espacio seguro. Puede haber algún robo de chiquilines que cruzan el río, pero por lo general es seguro”, dijo.
“En una época, 17 familias residían permanentemente. Hoy debe haber poco más de diez”, finalizó.