María Lasa es muy conocida por su capacidad intelectual. Hija del filósofo Carlos Daniel Lasa (también docente universitario) y de la profesora de piano y licenciada en Letras Susana Broggi), es licenciada en Relaciones Internacionales y una investigadora que recientemente fue nombrada “Joven Líder de América Latina”.
Y la distinguida chica, un ejemplo en su generación, es una vecina villanovense que reside, cuando está en Argentina, en Villa Oeste, barrio al que hoy dedicamos el Suplemento.
“En 1999 mis papás compraron un terreno con una modesta casa, y después de hacerle algunas reformas y ampliaciones, decidimos usarla para pasar las vacaciones de verano. Por entonces era un barrio prácticamente desconocido, quedaba lejos y no teníamos muchas comodidades, ¡así que Villa Oeste no me gustaba para nada!”, recordó en diálogo con EL DIARIO vía Internet, desde Norteamérica, donde se encuentra actualmente.
“En esa época vivíamos en el Santa Ana, de Villa María, un barrio tranquilo pero cerca del río y la costanera, y honestamente prefería quedarme en mi casa. Pero después, y sobre todo cuando me fui a vivir a Córdoba para estudiar, Villa Oeste pasó a representar la tranquilidad y el espacio verde que no tenía en mi departamento”, resaltó a la hora de rememorar los primeros tiempos en este hermoso barrio villanovense.
En 2010 la familia Lasa decidió mudarse aquí de manera definitiva. Habían pasado diez años en los que la residencia se usó durante la temporada de verano, como lo estilan muchos de los vecinos.
María, que en 2011 inició sus estudios de posgrado fuera del país ha retornado a estas tierras por cortas temporadas.
“Me alegra decir que ahora, sin embargo, el barrio y mi casa con mucho terreno tienen un significado especial. Ruffo, mi perro, es feliz viviendo allí, y en mis vacaciones, cuando vuelvo a Argentina, salimos a caminar con él por el largo camino de ingreso al barrio. A veces vamos en bicicleta con mis hermanas (cuando logramos coincidir todas, porque una vive en Rosario y otra en Córdoba), y a la vuelta, en verano, mi papá siempre nos espera a la noche con un asado”, develó intimista para EL DIARIO.
Hablando del verano, resaltó que es la mejor estación para vivir en Villa Oeste, “porque se llena de vecinos y mucha vida”. En invierno, en cambio, el sector “es muy frío y solitario, y no viven más de diez familias permanentemente”.
Ahondando en sus momentos en esta casa local, confesó que padece el frío y esto se hace más notorio por no contar con gas natural en el sector. “O sea que a veces la calefacción puede ser muy costosa”, advirtió.
Consultada sobre los contras de vivir en esta Villa, consideró que la mayoría de las personas aún no sabe adónde está, “o sea que es un problema para recibir correspondencia”, ejemplificó. “Los carteros se pierden o las casas suelen no estar numeradas, pero mi papá ya se encargó de resolver ambos problemas: numeró la casa y se preocupó de que todos los carteros de Villa Nueva y Villa María también, se enteraran de dónde vivimos”, resaltó.
“Vivir en Villa Oeste tiene sus pro y sus contra. No tenemos agua corriente ni gas natural, y estamos lejos de la ciudad. Pero es un barrio muy tranquilo, con mucho verde, mucha naturaleza y mucho espacio, todos grandes lujos en el agitado mundo en el que vivimos”, detalló y elogió a la zona.
Luego, a la hora de hablar de la ciudad, declaró que representa para ella “esa relevante parte de la vida de todo hombre que llamamos tradición”: “Los antepasados de mi mamá, los Carranza, donaron las tierras para la fundación de la ciudad y, desde entonces, la historia de Villa Nueva es también la historia de mi familia, es mi historia. En este sentido, recuerdo haber leído en una oportunidad, que hay dos preguntas que todo hombre debe responder a lo largo de su vida: de dónde vengo y hacia dónde voy. Mi familia y Villa Nueva, tienen mucho que ver con la primera pregunta. A la segunda pregunta estoy tratando de descifrarla”.