Escribe: Jesús Chirino
Estamos cerca de cumplir 30 años de vida democrática en el país. Algunas de las temáticas que eran objeto de discusiones públicas cuando apenas terminaba la dictadura cívico-militar, todavía, en el presente, siguen en debate. Sin lugar a dudas que mirar aquella época, entender qué sucedió en ese esperanzador inicio, puede enriquecer los debates actuales que deberían incluir las estrategias para profundizar una democracia participativa.
El libro “1983, el año de la democracia” es la nueva obra del escritor Germán Ferrari que bucea, de manera profunda, en lo que sucedió durante esos 12 meses en los cuales se dio el final de la dictadura, la campaña electoral y el inicio del Gobierno elegido democráticamente.
Ferrari es docente universitario y periodista que colabora en publicaciones como “Caras y Caretas”, “Todo es Historia” y “Un Caño”. Tiene en su haber varios libros, entre los que se destacan títulos como “Símbolos y fantasmas. Las víctimas de la guerrilla: de la amnistía a la justicia para todos”, “El Ave Fénix. El renacimiento del sindicalismo peronista entre la Libertadora y las 62 organizaciones”, “Raúl González Tuñón periodista” y “Rabindranath Tagore: soñador de esperanzas”. Ahora, en este nuevo libro, nos presenta una interesante y profunda investigación detallando los principales acontecimientos que se dieron durante ese año clave para nuestra sociedad.
Le preguntamos a Ferrari qué espera que le pase a los lectores de su nuevo libro. Nos responde que para él este material “invita a recordar, recorrer y descubrir un año clave en la historia contemporánea de los argentinos. Para quienes vivieron la época, servirá para rememorar hechos, debatirlos, con la mirada que brindan las tres décadas pasadas. Para quienes hoy tienen menos de 35 años, el libro convoca a transitar hechos desconocidos para ellos, pero que tienen puntos de contactos con muchas de las cosas que nos pasan hoy como sociedad”.
También nos interesa saber qué le pasó durante la investigación y el proceso de escritura de “1983...”. Con entusiasmo, Germán responde que “la etapa de investigación siempre es maravillosa. Expresa la plenitud del periodismo: entrevistar a testigos (hice más de 60 entrevistas a protagonistas), recorrer archivos, bucear en fuentes, detenerse en diarios y revistas de aquel año. El descubrimiento de hechos y personajes era permanente. Nuestra memoria sólo conserva fragmentos de ese universo y la recolección de datos se vuelve apasionante. Después viene la difícil tarea de sentarse a escribir, siempre problemática para quienes trabajamos con las palabras y la información. Y más tarde, organizar, seleccionar y jerarquizar ese cúmulo de datos, darle una forma interesante, sin perder profundidad”.
En el libro se habla de dos conceptos sociológicos utilizados por Alvaro García Linera en el análisis de la realidad de Bolivia. Ferrari los pone en juego en su trabajo a 30 años de la recuperación de la democracia en Argentina. En cuanto a esas herramientas de análisis, nos dice: “Los conceptos de empate catastrófico y punto de bifurcación ayudan a entender esa tensión entre una Argentina vieja, que no terminaba de morir, y una Argentina nueva, con un nacimiento sufrido, encabezado por Alfonsín, plagado de hibrideces y contradicciones. Son conceptos que García Linera recoge del pensamiento de Antonio Gramsci y que me fueron aportados por el sociólogo Pablo Martínez Sameck para hacer la lectura de 1983.
Cito de la introducción del libro: ‘El frustrado tercer movimiento histórico, proclamado por Alfonsín, se enmarcaba en ese intento de construcción de una nueva hegemonía. Por entonces, el espejo coloreado de la transición española, con los tan mentados Pactos de la Moncloa, solía ser exhibido como el modelo a seguir. El debate sobre la democracia real versus la democracia formal creció con posterioridad e incluyó categorías claves como socialdemocracia y populismo’”.
El desarrollo del libro es muy interesante, pues el lector no sólo va encontrando las voces de protagonistas de la época, sino también registros de los medios de prensa, documentos, a la vez que un análisis de cómo jugaron entonces diferentes actores sociales. Nos parece interesante, luego del desarrollo del análisis de lo sucedido en 1983, preguntarle a Ferrari cómo definiría el liderazgo de Alfonsín en aquella época. El escritor no escamotea y responde diciendo que “Alfonsín logró aglutinar una serie de reclamos puntuales que estaban presentes en gran parte de la sociedad de la época, con aciertos, errores y contradicciones. Temas como la revaloración del concepto de democracia, los derechos humanos, el juzgamiento a los militares, la democratización del sindicalismo, el respeto a la Constitución estaban en sus discursos. Ese mensaje claro y preciso, más una construcción de una imagen pública coherente (gracias al publicista David Ratto y a sus equipos de trabajo en distintas disciplinas), sobresalió por el resto de los candidatos. También es innegable que existía un fuerte componente antiperonista en algunas actitudes y mensajes dentro del alfonsinismo. Osvaldo Soriano reflexionó sobre ese conglomerado de apoyos en un artículo muy interesante publicado en la revista Humor, que se llama ‘La coalición del miedo’”.
Otro gran protagonista del proceso electoral de la recuperación democrática fue el peronismo, ¿qué pasó con ese partido en 1983? Para Ferrari, “el peronismo era una fuerza atomizada con una veintena de aspirantes, reales o ficticios, a suceder al dictador Bignone como presidente. Y ese proceso se demoró meses a la espera de una bendición de Isabel Perón para alguno de los dirigentes, en un panorama con un sinnúmero de líneas internas que pugnaban por imponerse.
En ese contexto, la figura de Lorenzo Miguel jugó un rol protagónico. Armó la candidatura presidencial de Lúder y sostuvo la de Herminio Iglesias en la provincia de Buenos Aires. Y Lorenzo Miguel era, precisamente, parte de ese peronismo que en 1983 ya estaba caduco y que gran parte de la sociedad rechazaba”.
En el libro, de manera inteligente, se escapa al reduccionismo que resultaría de ocuparse solamente de los dos grandes partidos políticos e incluso también analiza qué pasó con otro tipo de organizaciones. Así es que también le pedimos que nos diga qué piensa del rol de los diferentes sectores de las organizaciones de trabajadores en ese gran proceso que vivió la sociedad argentina. Para el autor, “las organizaciones de trabajadores tuvieron un papel activo y determinante en la lucha por llegar a las elecciones del 30 de octubre. La figura de Saúl Ubaldini sobresale en ese 1983, como también la de una dirigencia joven que combatía contra las burocracias sindicales que habían sobrevivido a la dictadura y colaborado con ella. Uno de los ejemplos de militancia joven fue el de Germán Abdala y Víctor de Gennaro en ATE. Y creo que es necesario marcar esa importancia de la militancia juvenil en política, en el sindicalismo y en el movimiento de derechos humanos, como parte de una fuerza efervescente que exigía protagonismo”.
La lectura de “1983...” entusiasma tanto por su escritura como por recorrer el año en que renació la democracia, el período en que la efervescencia militante se alimentó de una mística especial fundada en la recuperación de las libertades que nos habían sido negadas durante la dictadura. Ferrari ha realizado un trabajo prolijo y a conciencia, mostrándonos cuestiones relacionadas con la vida cultural, el fútbol y otros aspectos de la sociedad. El libro fue presentado en el mes de marzo, recién inicia su recorrido. Su autor confiesa “que ‘1983...’ es un intento por retratar un año complejo a partir de una multiplicidad de voces de protagonistas. Muchas cosas quedaron afuera por falta de espacio y de tiempo. Se podrían hacer varios tomos sobre este año. Creo que el libro intenta reflejar una historia rica en matices, con lazos indiscutibles con nuestro presente”.
Sin lugar a dudas es un trabajo cuya lectura es recomendable para enriquecer el debate acerca de cómo reiniciamos la vida democrática y cuál es la evolución de la misma en estos casi 30 años que transcurrieron desde aquel 10 de diciembre de 1983, cuando volvió a presidir el país un político elegido por el pueblo.