Eran las 7.05 de ayer, aún oscuro, cuando la portera del Ipem 147 "Manuel Anselmo Ocampo", Blanca Gigena arribó al lugar para iniciar una nueva semana de labor.
Abrió la puerta del frente, ingresó al edificio y, al instante, percibió un fuerte olor a gas.
Precavida, no encendió las luces y se dirigió directamente a la cocina del establecimiento donde encontró todas las hornallas de la cocina industrial abiertas. Pudo ser una tragedia.
Sin embargo, este hecho fue el epílogo de una serie de actos vandálicos que se habrían perpetrado durante la noche del domingo o la madrugada de la víspera.
A cada paso los auxiliares pudieron observar destrozos y la basura desparramada sobre los pasillos, estufas eléctricas provistas por la provincia con los cables cortados, un timbre con la campanilla arrancada, ventiladores de techo nuevos (que se compraron con actividades realizadas por la comunidad educativa) con sus paletas dobladas, escritos agraviantes sobre las paredes contra directivos y una preceptora, tubos fluorescentes de los pasillos insertados en los inodoros, entre otros daños.
El desprecio por la escuela llevó a los autores a defecar en uno de los corredores.
Los vándalos, presuntamente, ingresaron desde la parte posterior del edificio donde funcionó la Escuela "Agustín Alvarez", saltaron un portón, accedieron al patio del IPEM 147, escalaron a través de una reja y abrieron la ventana de un aula situada en el piso superior. La sede escolar tiene alarma, pero estaba desconectada.
A las 8.15 la directora del instituto educativo, Viviana Gómez, formuló la denuncia. Los alumnos y docentes iniciaron las actividades comprimidos en el dolor ante lo incomprensible.