Un milagro... mil reflexiones
El domingo 7 de abril de 2013, nuestro amado Dios nos ha vuelto a bendecir con el milagro de la vida...
Y es por eso que estamos inmensamente agradecidos Joaquín Bueno, César Joaquín Sánchez, Daniel Sanz y yo, a nuestro Santísimo Padre del Cielo.
Esa mañana, cuando íbamos rumbo a Alto Alegre a un partido de fútbol con mi hijo y sus compañeritos de la escuela de fútbol de Jorge Lépez, al divisar un gran pozo que abarcaba casi toda la mano que me correspondía ocupar y viendo que de frente venía un auto, pero lejos, intenté esquivarlo, la rueda delantera derecha mordió el filo del tremendo bache de la intransitable ruta provincial 2 y se le reventó una goma. Perdí el control del volante y el auto dio tres vuelcos sobre la calzada. Al sentir el impacto, me aferré al volante, cerré los ojos y en voz alta dije: "Dios mío, ayudanos". En ese mismo instante supe, tuve la seguridad que íbamos a estar bien y que saldríamos sanos de aquel caos, no lo puedo explicar, son cosas que Dios nos hace sentir…
Cuando por fin el auto cesó de girar y moverse, miré a mi hijo que gritaba "no me quiero morir", aferrándose a la vida con su espíritu de niño y a su amiguito Daniel del que apenas oía los lamentos, ellos, los que instantes antes habían estado riendo, contando chistes, felices de ir rumbo al primer encuentro de fútbol del año. Les pedí que se desabrocharan los cinturones y salieran por la luneta que estaba destruida. Me desabroché el cinturón y salí detrás de ellos, miré a los chicos que tenían apenas unos rasguños, nada, y yo entera, intacta. Lo tomé a Joaquín en un abrazo, lo miré a los ojos y juntos dimos gracias a Dios por estar vivos...
El auto no sirve más, no me importa, el partido de fútbol al cual íbamos se suspendió, tampoco me importa. Ya vendrán muchos más.
Ahora, amigos, estoy acá, sentada frente a la compu, con Joaquín que me sostiene con su abrazo y puedo contarlo.
Si yo puedo hacer justicia, no sé. Pero sí sé que Dios está conmigo y me colma de bendiciones día a día. ¡Gloria a Dios por el milagro!
Esto es lo que compartimos con mi hijo a nuestros amigos de Facebook esa misma noche, luego de ir a la iglesia, de llorar, de mirarnos y agradecer, sin poder borrar las horribles imágenes de nuestra mente. Necesitábamos que conocieran nuestro testimonio, una prueba inmejorable de que Dios nos cuida y nos protege si ponemos nuestra vida en sus manos.
Dicen que si se puede evitar, no es un accidente, yo también lo creo así, no me va a alcanzar la vida para agradecer este milagro. No sé cuánto tiempo va a pasar para que esto quede en el recuerdo y no se nos llenen los ojos de lágrimas cuando cerramos los ojos al dormir o nos miramos con Joaquín y vemos tristeza en la mirada del otro. No sé cómo voy a volver a transitar una ruta, al volante o de copiloto. No, no es miedo lo que siento, seguramente ésta fue una prueba más del poder y el amor que Dios nos tiene y tengo bien claro quién es el vencedor en las batallas en donde el diablo se atreve a meter la cola.
Hace casi nueve años que viajo todos los días 60 kilómetros hasta Ticino a dar clases y nunca me pasó nada, obviamente porque soy prudente y porque la ruta 158 y 6 se encuentran en condiciones, es por eso que hoy siento que tengo un propósito. Así me lleve mucho tiempo, vialidad de la provincia va a gastar el dinero destinado a la obra de las rutas y no en vacaciones para unos pocos, a la ruta la transitamos todos, esta vez me pasó a mí y gracias al Señor estoy para compartirlo. ¿Qué esperan para reaccionar? ¿Que un pozo se cobre una vida? Yo no soy perfecta, seguro me equivoqué, nadie me avisó, no conocía la ruta, pero como ya dije, hace nueve años que viajo todos los días, en diferentes medios y jamás me pasó nada. No sé si el municipio, la Provincia o la Nación tienen responsabilidad en esto, pero a pocos kilómetros de donde fue el incidente hay un pueblo (Alto Alegre) y allí vive gente que viaja a diario ¿qué estamos esperando? ¿Ver llorar a una comunidad entera? Dios no lo permita.
Voy a iniciar acciones legales a quien corresponda para que paguen el daño ya hecho, aunque al horror y al recuerdo no me los quita nadie. Perdí el único bien que poseía para ir a trabajar, para llevar a mis hijos a fútbol y la alegría de mi hijo se transformó en angustia.
Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que se arregle de una vez por todas y se mantenga en condiciones la ruta provincial 2.
Luciana Rafaela Bueno
DNI 28.626.111