Cuatro víctimas del terrorismo de Estado testimoniaron ayer en la 28ª audiencia del juicio oral y público por la megacausa La Perla que, por delitos de lesa humanidad, se desarrolla en los Tribunales Federales de la capital provincial.
Adriana Corsaletti (foto), secuestrada el 6 de setiembre de 1977 y liberada en abril del 81, luego de pasar por centros de detenciones de La Perla, Campo de La Ribera, la Unidad Penitenciaria San Martín (UP1) y Devoto, padeció los “simulacros de fusilamientos con pistolas en la cabeza y terribles descargas eléctricas de las picanas que me dejaron marcas por muchos años”.
También mencionó que las mujeres debieron soportar “vejaciones” y “avasallamientos” al exponerlas en “ropa interior” frente a sus captores.
Al momento de ser secuestrada en la vía pública de la ciudad de Córdoba integraba la agrupación de la Juventud Peronista y trabajaba con acciones solidarias en barrios carenciados.
“Trabajábamos en proyectos sociales por derechos para todos, para un país igualitario, y evidentemente eso molestaba a quienes querían imponer un modelo imperialista”, señaló Corsaletti.
Al ser preguntada por el fiscal Facundo Trotta si pudo identificar a sus secuestradores y torturadores, recordó a los imputados Luis Manzanelli, Carlos Alberto “Vergara” Vega, Ricardo “Yanqui” Luján, Ricardo “Fogo” Lardone y José “Favaloro” Tófalo.
“Los gritos de torturas se escuchaban permanentemente en La Perla”, dijo, y añadió que las intimidaciones y los amedrentamientos eran “prácticas habituales” que utilizaban con el objetivo de obtener información de compañeros que “en muchos de los casos no la teníamos”.
También declaró su madre, María Beatriz Castillo de Corsaletti, su hijo Carlos Alberto Corsaletti y el sobrino Aldo Tissera, detenidos días antes junto al hoy desaparecido Rubén Aldo Agüero.
Tissera, militante del Frente Revolucionario 17 de Octubre, recordó que cuando fueron secuestrados desde la vivienda de Castillo de Corsaletti, en Villa Carlos Paz, el grupo de tareas había “vaciado la casa; se llevaron todo lo que pudieron” y agregó que durante los tres días que estuvo detenido fue golpeado y maltratado.
Por su parte, Carlos Corsaletti, al igual que su primo Tissera, estuvo secuestrado tres días y luego fue abandonado en la zona de La Cañada.
“Ellos están teniendo un juicio justo. Nosotros no lo tuvimos”, dijo al referirse a los imputados, y terminó su exposición diciendo que “los subversivos, como ellos nos llamaban, cada día somos más”.
Luego de escuchar estos cuatro testimonios, el tribunal de enjuiciamiento pasó a cuarto intermedio hasta el próximo miércoles para seguir escuchando a los testigos.