Días atrás se puso a disposición de los lectores una serie de cuentos y relatos donde Villa María, Villa Nueva y algunos de los personajes que surcan sus calles son reflejados.
Roberto Ferrero, autor de la obra, recorre en 21 cuentos el este y el sudeste cordobés con minuciosidad para el trazo de personajes y situaciones con prolijidad chéjoviana, dejando un sabor costumbrista tan intenso como el del café que parece compartir con cada lector, en un bar cualesquiera de Freyre, Leones o Villa María.
La obra literaria, fruto de la pluma del sanfrancisqueño Ferrero, ilustra con precisión los periplos de hombres y mujeres comunes en localidades del interior de la provincia.
En los relatos “20 años no es nada”, “Restaurante Rossini” o “Carnaval de Villa Nueva”, el autor extrae de la historia el derrotero de personajes locales que movilizados por cuestiones cotidianas toman decisiones, modificando así su futuro inmediato.
Así un descendiente de vascos hace de las suyas dejando corazones rotos a toda velocidad entre Villa María y Córdoba, y un hombre de apellido germánico se enamora perdidamente de la reina de las comparsas en Villa Nueva cuando la década de los ‘80 empieza a despuntar.
Todo se hace posible en los cuentos que se completarán con la mirada de los ocasionales lectores.

Una opinión

“La adhesión lisa y llana a la opinión del prologuista (Julio Requena) bastaría para comentar esta obra de Roberto A. Ferrero, reconocido abogado, ensayista e historiador, aunque, de buen grado, cordobés por adopción”, expresó el crítico Julio López ante la consulta de EL DIARIO.
“La acertada descripción de Requena, notable escritor por otra parte, eximiría de todo comentario acerca de la vasta y calificada obra de Ferrero, especialmente el brillante retrato de la historia cordobesa del siglo pasado, en sus fases social, política, gremial, estudiantil y cultural” agregó el consultado.
“Pero la incursión de Ferrero en el ámbito del cuento importa un desafío que asumo gustoso. El género abordado requiere precisión artesanal para describir personajes, paisajes y situaciones por la brevedad que le es natural”, acotó López.
Aquí Ferrero demuestra su versatilidad, pues acostumbrado al ensayo de largo aliento, ha hecho uso apropiado de la concisión y la coherencia para crear un ambiente adecuado a cada cuento, dando al lector la sensación de ser partícipe de la búsqueda de “La Gringuita perdida”, la lucha junto a Wilson en defensa de Las Catitas y el posterior derrotero para recuperar a “La Inglesa” o la prédica errante de “El Anarquista”.