El ex intendente Nelio Lerín, de 71 años, desayunó ayer junto a uno de los empleados de la firma Cor-Fur. Ultimó algunos detalles para afrontar la jornada y se disponía a partir a la zona de Ticino, donde debía realizar canalizaciones de campos, como era más o menos habitual.
Mientras tanto, su hija esperaba el colectivo para ir a trabajar a Chazón. El coche muchas veces pasa tarde en la línea de la ruta provincial 4. Entonces Lerín subió a la camioneta, ofreció como otras tantas oportunidades la solución y partieron hacia la vecina localidad.
Sólo unos pocos kilómetros separan ambas poblaciones.
Casi a la misma hora, en Chazón, dos camioneros se disponían a retomar el viaje tras descansar por la noche. Venían de Cañada del Ucle y se dirigían a Las Perdices en busca de un cargamento de soja.
En plena cosecha la ruta no es de confiar, más allá que en este tramo no presenta demasiadas anomalías. En otros, en tanto, existen roturas, baches y falta de pintura, banquinas descalzadas y asfalto suelto.
Hasta la mitad del camino a Lerín no le sorprendió el tráfico de maquinaria agrícola ni el retraso eterno de los ómnibus que dejan a la deriva a los habitantes de esta zona.
Los camioneros transitaban con normalidad también. Hasta que los sorprendió al menos dos autos demorados detrás de una cosechadora y el equipo de trilla.
El primero de los choferes aprovechó el envión y pasó los vehículos. El segundo vio que se aproximaba un rodado (de Lerín) y decidió frenar, pero algo falló y el acoplado produjo un abrupto empujón al chasis, haciendo que éste se cruzara en la ruta a modo de tijera. Ese vehículo que venía por la mano contraria impactó en la rueda delantera derecha del camión.
Las marcas de la frenada y los testimonios llegaron después que la muerte los atrapara.
La tragedia
En la pick up viajaba Nelio Lerín, quien falleció de manera instantánea. Eran las 8.45 aproximadamente.
Tres dotaciones de Bomberos Voluntarios, de Etruria, Chazón y Santa Eufemia (una de cada localidad), llegaron a los pocos minutos, luego que el oficial de Policía realizara el llamado de auxilio desde el lugar, a las 9.03.
Los vecinos de Etruria observaban desde la ruta, a lo lejos. Parados en las veredas a la vera de esa calzada, asombrados.
Los esfuerzos de los servidores estuvieron en rescatar, de entre los retorcidos hierros de la cabina de la camioneta, aún con vida a la hija de Lerín. La primera de las ambulancias trasladó el cuerpo de Lerín padre a la Morgue Judicial de Villa María, la segunda unidad llevó a María Ana al centro de salud de Etruria, pero luego la derivó al Hospital Regional Pasteur, cabecera del Departamento General San Martín. La Guardia del nosocomio de calle Mendoza se aprestaba a recibirla, pero los politraumatismos sufridos en el choque provocaron un paro cardiorrespiratorio que apagó sus latidos, a los 39 años.
Sin frenos
En la escena de la tragedia, bomberos y policías unieron fuerzas para remolcar los vehículos.
Un camionero voluntario dispuso de su camión para tirar el siniestrado, pero apenas comenzó a moverse advirtió a los jefes policiales, encabezados por el comisario inspector José Martínez, que “esto sucedió porque el acoplado no tiene frenos, sino estarían bloqueadas las ruedas, pero no tienen aire”. “Por eso pasó esto”, aseguró.
Los uniformados tomaron nota y los datos del chofer de General Deheza para convocarlo a prestar declaración en pos de esclarecer las causas del “accidente”.
El aporte del trabajador del volante abonaría la hipótesis de que al momento de frenar el conductor del camión involucrado pisó quizás bruscamente el pedal, pero sin afectar la marcha del acoplado que continuó su andar empujando el chasis y haciendo que se cruzara sobre la carpeta asfáltica, justo en el momento en que el utilitario de Lerín llegaba al puente y se encontraba sin salida.
El conductor del Mercedes 1633 (patente AXV 420) protagonista del siniestro, Daniel Juárez, de 27 años (oriundo de Coronel Duratti, provincia de Chaco), contó a EL DIARIO lo sucedido, sindicando como factor clave o deslizando parte de culpa a “una cosechadora que andaba por la ruta y a la que no multan ni nada”. Dijo que junto a su compañero de flota del transporte de carga “El Mudo” habían pernoctado en Chazón y se dirigían a cargar soja en Las Perdices.
Los Bomberos juntaron las partes, los voluntarios remolcaron el vehículo de mayor porte. Barrieron y lavaron la ruta para después de más de tres horas y media restablecer el tráfico por esa vía provincial.
Los etrurienses conocían las novedades mientras la cola de autos ya invadía el casco urbano, aunque seguían sin poder creer lo sucedido.
La muerte volvió a armar una trampa fatal a dos vecinos, esta vez un ex intendente y su hija.
Los vehículos
El camión que hizo “tijera” es un Mercedes 1633 patente AXV 420, mientras que su acoplado tiene dominio FAF 369. Se movilizaba sin carga.
La pick up Peugeot 504 en la que viajaba Lerín pertenecería a la empresa Cor-Fur, para la que trabajaba, patente AUX 967.
Franco Gazzoli
“Nunca se fijó a la hora de ayudar”
Nelio Benito Lerín estuvo por cuatro períodos al frente de La Municipalidad, electo por el pueblo: 1987-1991, 1991-1995, 1995-1999 y 1999-2003.
“Era radical hasta las muelas”, describen los amigos y los simpatizantes locales de la Unión Cívica Radical (UCR), “pero a la hora de ayuda no se fijaba a quién ni la bandera partidaria. Nunca dejaba ‘a pata’ a nadie. Eso lo caracterizaba, tanto a la hora de tender una mano como de levantar a quien hacía dedo en la ruta. ‘Si hace dedo es porque no puede pagar el boleto’ solía decir”, contaron.
El martes a la noche había cenado con amigos, una barra de 15 que hace 30 años se junta. Desayunó ayer en el mismo lugar: Everidays.
“Siempre decía que si no lo votaban por loco, no lo votaban”, arriesgó otro amigo.
Nelio Benito Lerín nació el 25 de julio de 1941. No era oriundo de Etruria, expresaba que nació en Morrison, lo anotaron en Bell Ville, pero vivía en Ballesteros. Y a la par de “un gran político” (no aportaron nombre), se formó desde los 14 años acompañándolo. “Nunca quiso un cargo y llegó a la Intendencia porque se lo pidió el partido”, aclararon: “Fue una circunstancia”.
Estaba “armando un nido nuevo (un departamento detrás de su casa) porque se le casaba la hija”, pero todos aseguran que le daría la casa a ella y él viviría en la nueva construcción.
Cuentan que una militante peronista supo asistir a las reuniones partidarias del radicalismo “por Lerín”. Porque agradecían el acceso a la vivienda, ya que logró inaugurar más de tres barrios en sus mandatos.
Y Lerín también tuvo el hotel, al que bautizó Bilbao, porque sus antepasados eran de allá. Al hombre se le recuerda también por su porfía, aunque él aseguraba que esa era una característica “de los gringos”.
“Decía lo que tenía que decir sin importar a quién. Preguntá en el comité”, agregó un correligionario.
Foto 2: El estado de la camioneta denota la brutalidad del impacto
Foto 3: Nelio Lerín y su hija María Ana
Foto 4: El camión cerró el paso de la pick up Peugeot en el puente Santa Victoria