La Justicia villamariense le impuso ayer una pena de dos años de prisión efectiva a un ex policía que ejerció ilegalmente la medicina en dos hospitales municipales de la zona y en un servicio de emergencia local, pero como lleva poco más de 12 meses entre rejas está en condiciones legales de obtener la “libertad condicional”.
Se trata de Walter Fabricio Marani, un porteño de 42 años de edad que confesó su culpabilidad en los hechos que se le atribuían, lo que derivó en un juicio de trámite abreviado que se sustanció en la Cámara del Crimen de esta ciudad.
Al final del proceso oral y público, el médico trucho fue declarado autor responsable de los delitos de “ejercicio ilegal de la medicina” y “usurpación de títulos y honores”, ambos en forma reiterada, aunque también se lo juzgó y condenó por “amenazas” y “desobediencia a la autoridad”, a raíz de un incidente con los hijos de quien fue su última pareja.
Dónde “ejerció”
Marani, quien se hacía llamar “Dr. Bustos Marani” porque anteponía su apellido materno, utilizó una credencial y otros documentos apócrifos para acreditar un título que en realidad no poseía, lo que le permitió hacerse pasar por médico en el Hospital Vecinal Municipal “Dr. Roberto García Montaño” de la localidad de La Playosa, en el Hospital Comunitario de Villa Nueva y en el servicio de emergencias SIMED (Sistema Médico Domiciliario) de Villa María.
De acuerdo con la investigación judicial, en esta parte de la geografía cordobesa el falso galeno cumplió tareas como tal entre mediados de setiembre de 2008 y fines de marzo de 2012, hasta que fue detenido el 7 de abril de ese año.
Según el fiscal Gustavo Atienza, quien estuvo a cargo de la instrucción de la causa, Marani ese desempeñó como médico en el nosocomio playosense entre los días 12 y 14 de setiembre de 2008; luego hizo lo propio en el “Hospitalito” de Villa Nueva durante algunos días de octubre, noviembre y diciembre de 2009 y posteriormente trabajó unas pocas veces en el servicio del SIMED.
Causa anterior
Previo a ello, Marani había ejercido ilegalmente la profesión en la localidad de Serrano, ubicada en el sur provincial y próxima a Laboulaye, ciudad en la que también se hizo pasar por médico y trabajó en las empresas de emergencia MEDIC y AMI, pero sólo por algunas horas, porque cuando le pidieron el título habilitante, no regresó más.
Aquel accionar ilegal le valió un proceso penal sustanciado por la fiscal Lelia Manavella, quien elevó la causa a juicio el 6 de diciembre de 2011, también por “ejercicio ilegal de la Medicina” y “usurpación de títulos y honores”, a lo que se sumaron los delitos de “lesiones leves” y “amenazas” por haber golpeado e intimidado a una ex pareja.
Finalmente, Marani fue juzgado y sentenciado el 2 de julio de 2012 por la Cámara del Crimen de Laboulaye, que le impuso una pena de siete meses de prisión en suspenso (fue su primera condena), pero no recuperó la libertad porque ya estaba en proceso la causa radicada en la Justicia de Villa María.
Las maniobras delictivas del porteño embaucador quedaron al descubierto luego de que la mujer con la que había que había mantenido una relación sentimental en Serrano, Laura Cristina Rosales, lo denunciara por un hecho de violencia familiar. Al declarar ante la Justicia, tanto ella como su padre advirtieron a las autoridades que Marani se hacía pasar por médico, con lo cual se inició una investigación que desbarató su proceder.
Qué dice la ley
Cabe señalar que tanto el “ejercicio ilegal de la medicina” como la “usurpación de títulos y honores” son delitos legislados por los artículos 208 y 247 del Código Penal de la Nación, respectivamente, y ambos tienen una escala penal que va de 15 días a un año de prisión.
En rigor de verdad, Marani recibió una pena de un año y siete meses de prisión por los delitos que lo llevaron nuevamente a juicio, pero como tenía pendiente aquella condena impuesta por la Justicia de Laboulaye, se unificaron ambas sentencias y le aplicaron una única sanción de dos años de cárcel.
De todos modos, el falso médico está en condiciones legales de solicitar la “libertad condicional” porque superó holgadamente los ocho meses de prisión que establece la ley para la aplicación de aquel beneficio excarcelatorio.
Sin embargo, antes de concederle la libertad, la Justicia de Ejecución Penal deberá evaluar el comportamiento disciplinario que mantuvo Marani durante el período de detención e incluso lo someterá a una pericia psicológica para determinar si está en condiciones de reinsertarse socialmente.
Enfático alegato
Tras la confesión de Marani y luego de que se incorporara al debate toda la prueba colectada en el expediente, el fiscal Francisco Márquez pronunció un encendido alegato en el que fustigó con particular dureza el accionar delictivo del convicto.
El titular del Ministerio Público se refirió a la actitud “temeraria e irresponsable” de Marani y calificó de “gravísimo” lo que había estado haciendo, sobre todo luego de que el propio acusado admitiera públicamente que nunca había estudiado Medicina ni Enfermería.
“No es nada que sea un farsante -enfatizó Márquez-, sino que ha estado jugando con la salud de las personas durante mucho tiempo”.
El fiscal destacó que el falso profesional “atendía pacientes, les recetaba medicamentos y hasta aplicaba inyecciones” y para ello dio lectura a algunos de los testimonios receptados durante la instrucción de la causa, principalmente de enfermeros y choferes que trabajaron con él.
“Jamás estudió Medicina, pero atendió a infinidad de personas... y no sabemos si por su irresponsable accionar, no causó una muerte por mala praxis”, advirtió Márquez con cierto grado de enfado en las palabras.
En otro momento de sus conclusiones, el acusador público califico de “absolutamente vergonzoso” lo que había hecho el falso médico, aunque también reprochó que haya sido autorizado por algunas personas sin verificar fehacientemente si estaba habilitado para ejercer la Medicina.
Más adelante, Márquez ironizó al señalar que Marani “hizo un curso de medicina de oído, porque llegó a preguntarles a algunos de sus ayudantes (los enfermeros que lo asistían) qué harían ellos en su lugar”, como requiriendo la opinión de personas entendidas en la materia para no cometer un error fatal.
Los otros delitos
Los hechos de “amenazas” y de “desobediencia a la autoridad” por los que también fue condenado ayer Marani se produjeron el 8 de noviembre de 2011 en la casa donde convivía con María Florencia Lione, en La Playosa.
Pese a que tenía una restricción judicial para acercarse a la vivienda, el acusado llegó al lugar y mantuvo una discusión con uno de los hijos de la mujer, le advirtió que le iba “a romper la cabeza” y lo intimidó con un cuchillo de cocina.
Más detalles
Walter Marani nació el 7 de setiembre de 1970 en el barrio porteño de Belgrano, donde estuvo radicado varios años. Luego vivió algún tiempo en la ciudad de Marcos Juárez y al momento de ser detenido, estaba afincado en Entre Ríos 430 de La Playosa (donde convivía con su última pareja), aunque los fines de semana solía viajar a la capital provincial y se hospedaba en un departamento que alquilaba en barrio General Paz.
A los 22 años de edad ingresó a la Policía de Córdoba y se desempeñó como agente hasta el 26 de junio de 2007, fecha en la que fue dado de baja por “incapacidad física”, según consta en el expediente.
El juicio de ayer fue presidido por el camarista René Gandarillas y además del fiscal Márquez, contó con la participación de la asesora letrada Silvina Muñoz (ejerció la Defensa del acusado) y de la secretaria Marcela Mattalía.
Finalmente, cabe señalar que cuando el juez Gandarillas le concedió la última palabra, Marani señaló: “Me arrepiento de lo que hice... no se va a volver a repetir”.