Con los muebles en la calle y sus hijos sentados en el suelo, momentos antes de concretarse el desalojo, Silvia Villafañe recibió ayer a EL DIARIO en la casa que habitó desde diciembre de 2011, en una esquina del barrio Carlos Pellegrini, al frente de la plaza.
Se defendía con uñas y dientes para evitar el desalojo dispuesto por el juez Augusto Camissa, ante la denuncia del propietario Aldo Argüello por falta de pago del alquiler.
“Cuando entré a vivir acá, sin contrato, le pagué siempre. Pero en abril del año pasado me hizo firmar unos papeles y al día siguiente me llegó la Carta Documento para que me fuera. Desde esa fecha, no pagué más”, dice la mujer, reconociendo la deuda.
No es fácil alimentar a una prole tan numerosa. Los hijos mayores trabajan informalmente en la construcción y ella cuenta que “hace la noche”. Tiene además una pensión por madre de más de siete hijos y el subsidio por su hijo discapacitado. Con todo, no llega a integrar una canasta básica. Pero lo que es más difícil aún, es conseguir la documentación que respalde que puede alquilar una vivienda.
Es por eso que la acompañaba Néstor Gea, de la CTA, quien con su recibo de sueldo de docente se comprometió a ser garante. “Pero le falta otro aval más, es por eso que pedimos a la Municipalidad que en estos casos de emergencia pueda ser garante, porque hay mucha gente con trabajo informal que no reúne los requisitos para alquilar y que, por supuesto, no tiene vivienda”, dijo Gea.
Con muy buena disposición del oficial de Policía y el de Justicia, Luis Brión, cumplieron la orden del juez sin llegar a situaciones violentas.
Ahora, la familia está dispersa en varios domicilios. Esperan que puedan llegar a reunir la documentación para estar otra vez todos juntos en una casa alquilada, porque si no la informalidad laboral que impide rentar legalmente una vivienda, termina arrojando a las familias a la calle.
Ayuda oficial
Verónica Vivó, secretaria de Desarrollo Humano, recordó que le otorgaron a Villafañe un terreno y los materiales para que construya su casa. Como no lo pudo hacer en los plazos exigidos, hoy, ese terreno está ocupado por otra familia con similares necesidades.
Ayer, Vivó estuvo en la casa de la mujer colaborando para ubicar en diferentes domicilios al grupo, porque al parecer el lunes podrían conseguir una vivienda para alquilar si termina de reunir los requisitos.
Acordaron que algunos de los chicos irían a lo de un familiar y el resto, de vecinos.