Para Diego Marín, sin dudas, será una de esas tantas tardes en las cuales marcó una “tripleta”. Pero ayer, esa eficacia eterna del goleador, le permitió a Yrigoyen disfrutar de su tercera victoria en el torneo y obtener un triunfo importante en pos del objetivo de clasificar. Después de irse al descanso 0-1 abajo, el local revirtió, en una ráfaga de diez minutos, el marcador y así sumó tres puntos de real valor.

Desde el comienzo mismo del juego, ambos equipos salieron a disputar un partido cargado de importancia, sabiendo previamente los dos que dentro de su zona están luchando de cerca por seguir escalando en la tabla de posiciones hacia el solitario Deportivo Argentino.

Por eso la tensión y el nerviosismo hicieron lo  suyo en varios pasajes del partido. Sin embargo las buenas intenciones y la calidad de algunos protagonistas despabilaron a las parcialidades que se acercaron en un interesante número a “La Caldera” de Tío Pujio.

El primer cuarto de hora se basó en un mutuo estudio del rival. Intentando descubrir fallas y provocando desaciertos que de a poco empezarían a aparecer. Por el lado del local, lo mejor pasaba cuando Rodríguez se juntó con Gabetta y ambos se apoyaban en el solitario Marín. Mientras que la visita hacía eje en la calidad de Brian Verón y en la buena pegada de Santiago Zárate, lo que en el minuto 23 surtió efecto en el arco rival. En una aislada jugada, el delantero le ganó fácilmente la posesión a Cabrera, recorrió algunos metros y sacó un derechazo infernal que se clavó en el ángulo superior derecho defendido por Merani.

Esto, sin dudas, fue un mazazo para los dirigidos por Sachetto que lentamente comenzaron a cambiar su actitud. Primero fue Ortiz quien desperdició una buena oportunidad dentro del área, y luego Grosso, no supo resolver en dos clarísimas ocasiones que culminarían por encima del horizontal para irse en desventaja hacia el vestuario.

La segunda mitad, mostró la otra cara de ambos equipos. El visitante se manifestó desdibujado por completo, mientras que el local, además de modificar su actitud, mejoró considerablemente en eficacia.

A los 15´ una buena sesión por el sector derecho entre Grosso, Guillermo Fernández y Marín terminó estampando el empate por medio del eterno goleador. Cinco minutos más tarde, nuevamente Marín diría presente en el resultado después de una buena habilitación del ingresado Federico Novillo. Y en la siguiente aproximación hacia la zona custodiada por Soria, una vez más Marín, mandó la pelota al fondo del arco. Si, en tan sólo diez minutos, Unión Social pasó de tener el partido controlado a estar dos goles abajo en el marcador.

Durante el tiempo restante, sólo pudo evidenciarse una leve reacción visitante. Aunque sin implementar la claridad necesaria para vulnerar la resistencia opuesta por Ortiz, Merani y compañía.

De esta forma, Hipólito Yrigoyen se quedó con tres puntos de vital importancia para dejar atrás a Unión Social y seguir subiendo en la tabla de las posiciones.

 

La figura

 

El olfato goleador y el oportunismo adecuado convirtieron a Diego Marín en la figura excluyente del juego. Sus tres conquistas en la segunda mitad, le permitieron a su equipo quedarse con la victoria y conseguir tres puntos fundamentales. Siempre fue peligro latente en el área rival haciendo pesar su categoría y experiencia.

 

El árbitro

 

Buena labor de Sandro Viera a lo largo de los noventa minutos. No se complicó en sus decisiones y contó con la buena predisposición de los protagonistas. Llevó la dinámica del juego con normalidad, además de estar bien acompañado por sus asistentes Richard Moyano y Marcos Zhender.