Una vez un uruguayo dijo que Argentina y Uruguay eran la misma Nación separada por dos repúblicas. En otra oportunidad, entrevistando al compositor y cantante uruguayo Ale Balbis, buscábamos la razón por la que las bandas hermanas tienen tanto éxito acá. “Tal vez vienen a ocupar el lugar de las que se separaron o saben decir las cosas desde otro lugar”, comentaba. Sumadas estas dos, no sabríamos decirle cuáles fueron las razones para el crecimiento de esta banda. Sí podemos decir cuál fue la razón para que el estadio auxiliar del Kempes se viera colmada un sábado de abril fresco, por la noche: No Te Va Gustar.
Las entradas agotadas en los días previos y las colas en la playa del estadio daban una idea de lo que iba a pasar cuando el sol bajara. Allí, los primeros en poner música a la noche fueron los colombianos de Doctor Krápula, amigos de la banda.
Con toda la gloria
Cerca de las 22 subieron Emiliano y los suyos. El calor del pleno invierno se hizo sentir en un otoño muy fuerte, que se fue para volver recién cuando la noche se cruzaba al domingo. Una cámara que los seguía desde el camarín hasta el escenario fogueaba a los fanáticos que reavivaron cuando escucharon Sin pena ni gloria, el primer tema del CD. Te voy a llevar, Destierro, Verte reír, Nada fue en vano y Me cuesta creer continuaron con la lista que recién comenzaba.
“Gracias por venir, hacía mucho tiempo que no estábamos acá y se nos hizo largo. Pero les agradecemos estar acá y nos llenan de alegría. Disfruten en este lugar que tanto queremos”, dijo el líder mientras se preparaba para seguir tocando. Con su remera de The Ramones, él era la síntesis de que la noche pedía solamente buen rock y buenas letras.
Por el agua, Arde, Desde hace un sueño, Con el viento, iban deambulando por sus temas nuevos y los viejos. Mientras que en No necesito nada, Emiliano cambió la letra para asegurar: “Córdoba, no te preocupes, no necesito nada”. Entonces, con ese poder que dan ciertas palabras, Pensar, Hijo de las armas, fueron más coreados y saltados que nunca.
El error, El camino, Mil días, Al vacío, Nada para ver, Ese maldito momento, que en vivo suenan muchísimo más que bien, en medio del show fueron la antesala para el momento emotivo.
Hay algo que sigue vivo
O alguien. Y ése es Marcel Curuchet. El tecladista de la banda que murió luego de un accidente en la gira por Estados Unidos. “Tocamos muy seguido como para andar diciéndolo siempre y cantarlo. Pero todos los temas y todos los shows son para Curuchet. Para él que siempre disfrutaba mucho venir a Córdoba”, dijo muy sentidamente Brancciari. Tan Lejos fue el tema elegido en su memoria, para asegurar que “todo va a estar bien”.
Clara, La soledad, A las nueve, No hay dolor, Cero a la izquierda, Chau, Fuera de control, Mucho más feliz, No era cierto, fueron los temas del cierre. Un cierre a puro pogo y disfrute.
Ellos, que tienen la receta justa para hacerte sonreír, obligan a alguien cantárselo a su compañía. Ellos que hacen sonar “la ruta semivacía como mi vida sin vos” y le dan el grito al cielo desde donde esté Curuchet, le ponen letra a los momentos justos y a las personas merecidas. Ellos, que hicieron vibrar a cerca de 10 mil personas, que cuando se iban miraban en las boleterías el bloque de hielo con el fósforo dentro, que es la tapa del disco. Lo miraban y se iban conformes de saber que no se habían equivocado, que habían estado en el lugar indicado.
Juan José Coronel