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Entrañable. El Chueco (el quinto de la izquierda a la derecha), sonriente, hace apenas un mes. Sus amigos realmente lo amaban |
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A los 58 años y tras varios días internado en la capital provincial, falleció anteayer Osvaldo Weihmüller, miembro de una conocida familia villamariense.
El deceso del hombre causó enorme dolor en distintos ámbitos de la ciudad, ya que había desarrollado una amplia vida social.
Nacido en Villa María, desde hacía varios años residía en Córdoba, donde también vive una de sus hermanas, la médica Silvia Weihmüller.
La familia había perdido en marzo de este año a otro de sus integrantes varones, hermano de Osvaldo, el médico Roberto Weihmüller, quien al momento de su muerte trabajaba en la Clínica Doctor Gregorio Marañón.
Muy querido
Ayer, familiares y amigos recordaron el espíritu alegre y festivo del “Chueco”, en diálogo con un cronista de EL DIARIO.
De acuerdo a los testimonios recogidos, a lo largo de sus casi seis décadas de vida realizó un auténtico culto de la amistad, lo que se reflejó en la víspera en su velatorio, donde asistieron numerosos amigos.
Asimismo, coincidieron en señalar que solía ser el “alma de cada fiesta” y que era alegre y bonachón.
“Era un tío compinche, compañero y divino. Un seductor y buscavida”, remarcó una de sus sobrinas, Gabrielle Gigena.
En noviembre pasado festejó junto a sus compañeros de la escuela secundaria los cuarenta años del egreso. Marta Giardello, la directora del ex Nacional, donde “el Chueco” cursó el Nivel Medio, había brindado sentidas palabras a los ex alumnos. En la ocasión se lo vio sonriente y distendido, como se observa en la fotografía de esta nota.
Sencillo y gracioso, hace diez días fue internado en una clínica de la capital cordobesa y debió ser sometido a una operación de corazón, de la que no logró sobreponerse.
Tras varios días de agonía, dejó de existir en horas de la tarde del lunes. Su cuerpo fue trasladado hasta esta ciudad, adonde llegó alrededor de las 2 de la madrugada de la víspera, momento en que se inició el velatorio en una de las salas de la casa central de la Empresa Paviotti, en calle Belgrano.
Osvaldo “El Chueco” Weihmüller trabajaba como gestor y tenía tres hijos, Germán, María Eugenia y Pablo, quien está radicado en España. Además, tenía diez nietos.
Sus restos fueron velados hasta alrededor de las 17 de ayer y luego fue cremado en Toledo, tal como pidió. Hasta entonces, gran cantidad de personas se llegaron a la sala velatoria para despedir al entrañable amigo y acompañar a su mamá, Olga Cassini.
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