Aclaremos que no toda artrosis necesita tratamiento. Está muy difundida la idea de que si hay un hueso o una articulación que duela y que en las radiografías o resonancias magnéticas tomadas, le informan la presencia de artrosis, se le diga al paciente que esa es la causa del dolor e inmediatamente reciba una receta por calmantes, por antiartrósicos, por masajes, por corsé, por inyecciones de médula ósea, de cartílago de tiburón, de milagrosos medicamentos traídos de otro país y que ningún médico lo tiene salvo el que lo ofrece vendiéndolo o la apitoxina o la auriculoterapia, etcétera. O reciba también una propuesta de cirugía para resolver el problema.
Es decir que el paciente muchas veces sale con tratamientos que funcionan o no, y eso depende de que su artrosis sea la causa del dolor. El tratamiento puede funcionar, pero si esa artrosis es algo más que uno va teniendo con el paso de los años, como las canas y las arrugas y que al igual que éstas no dan dolor. Están presentes junto a la artrosis como anunciando el paso de los años, pero esta artrosis no duele, por lo que el dolor continuará pues viene por otro motivo.
Por lo tanto, lo fundamental en el dolor óseo o articular, es el correcto diagnóstico, el correcto saber de la causa que da dolor, y no siempre es la radiografía o la resonancia magnética la que diagnostica. Debemos curar enfermos y no radiografías.
Las radiografías y resonancias magnéticas ayudan al diagnóstico pero no diagnostican por ellas solas como muchos creen. Hay un porcentaje de estudios que no dicen todo lo que hay o que muestran imágenes sospechosas de lo que no hay.
Y es por ello que vemos fracasos en la solución del dolor, con nuevas consultas y cambio de médicos.
Lo fundamental es el diagnóstico. Este se logra en general hablando y revisando. Esto nos da a los médicos un elevado porcentaje de aproximación diagnóstica reservando a los estudios el complemento de esto, para llegar en la mayoría de los casos a la certeza de lo que se padece.
Luego vendrá el tratamiento adecuado. Y aquí también nos debemos detener para aclarar que los pacientes solicitan mejorías efectivas y duraderas para sus patologías con la menor agresión posible para su cuerpo.
Se habla y se comunican múltiples y permanentes novedades respecto al avance y mejoría en el tratamiento de distintas enfermedades, por lo que el fracaso en la solución de la artrosis dolorosa lleva frecuentemente a ir cambiando de tratamientos y de médicos con un mayor estado de angustia o temor por el futuro, por el posible avance y agravamiento de la enfermedad, repito, siempre y cuando esa sea la verdadera causa del dolor y no sólo una imagen de un estudio.
Entonces, nos encontramos con un paciente que a la tercera o cuarta consulta, se muestra reservado a lo propuesto, eligiendo el tratamiento que a su criterio más le convence sobre lo que le fueron ofreciendo como si fuera un menú, entrando a veces en una espiral de tratamientos y médicos que empeoran su calidad de vida.
Si a esto le sumamos que hay una cultura del rejuvenecimiento, y de vivir pleno la mayor cantidad de años posibles, a lo anterior, se suma un importante número de pacientes que acuden a la consulta en búsqueda de conocer y aplicar terapias que eviten la aparición de la artrosis, olvidando que es muchas veces un componente que aparece en forma normal, silencioso y que en numerosos pacientes nunca les dará dolor.
Por todo lo anterior explicaremos, en próximas publicaciones, cuáles son las terapias válidas para el correcto tratamiento y en qué circunstancias del avance de la afección son eficaces para mitigar o resolver este problema.
Dr. Esteban V. Ancarani
MP 9120
Policonsultorios AMEL
E-mail: estebanvicenteancarani@hotmail.com