En un contexto mundial en el que se estima que la demanda de agroalimentos crecerá un 70% en los próximos 40 años, la producción sustentable y la conservación de los recursos naturales ocupan un rol clave. En esta línea, Eduardo Sá Pereira, jefe del INTA Coronel Suárez -Buenos Aires- destacó la importancia de cuidar el suelo para las próximas generaciones mediante prácticas agrícolas sustentables.
La investigación llevada a cabo junto a la Universidad Nacional del Sur dio como resultado que con el monocultivo de soja se reduce entre un 20% y 30% el carbono o materia orgánica en el suelo, lo que impacta a largo plazo en su rendimiento.
“Los monocultivos, aún bajo siembra directa, generan una importante pérdida de suelo y reducen la productividad debido a la pérdida de nutrientes y carbono”, aseguró Sá Pereira, uno de los técnicos que participó en el trabajo. Además, agregó: “La soja es una gran consumidora de nitrógeno, fósforo, potasio y azufre, que los extrae del suelo y aporta muy poco residuo a cambio”.
En esta línea, el especialista recomendó adoptar la rotación de cultivos con pasturas, ya que además de asegurar una cobertura de residuos permanente aporta un 24% de carbono orgánico en los primeros 20 centímetros del suelo.
El carbono está compuesto por residuos de cosechas, restos microbianos y microfauna, lo que garantiza la calidad y productividad del suelo. “Las pérdidas de materia orgánica, debido al mal uso de la tierra, son difíciles de detectar ya que se producen muy lentamente con daños, a veces, irreparables”, reconoció Sá Pereira.
No todo está perdido
Según las estimaciones de la FAO, la tercera parte de las 2.000 millones de hectáreas de suelos productivos del mundo registran procesos degradatorios entre moderados y severos. “Cuando los suelos pasan de naturales a cultivados, presentan un marcado cambio en su uso, lo que altera sus propiedades y funcionamiento”, explicó Sá Pereira.
Pero, no todo está perdido. Así lo aseguran los especialistas, quienes explican que con la incorporación de la rotación, cultivos de cobertura, pasturas y fertilización se puede recuperar el carbono perdido. “Lleva mucho más tiempo reponer el daño que ocasionarlo”, reflexionó el técnico de Coronel Suárez.