Pasear, caminar, recrearse en las calles céntricas de Villa María dejó de ser un placer.
El olor nauseabundo en los días de lluvia producido por el excesivo excremento de palomas, en veredas, aceras y calles, le dan a la Villa el aspecto de una ciudad poco aseada y con dejadez en la limpieza.
Realmente es lamentable, poniendo en una situación de riesgo la salud pública y ambiental. Pero la Municipalidad no tiene en cuenta el principal peligro que provoca el excremento de las mismas, ya que la histoplasmosis es causada por un hongo presente en las heces de las palomas. El cual puede provocar cuadros parecidos a los de una neumonía con fiebre, dificultad respiratoria y en un 20% de casos un shock séptico, fallo renal y coagulopatía o pérdida masiva de sangre.
Otra enfermedad que producen estas heces es la criptococosis, una enfermedad provocada por el hongo reyptococcus neoformans que se encuentra en el suelo y al tomar contacto con las heces de las palomas y ésta a la vez con las personas ingresan por las vías respiratorias instalándose primero en los pulmones. De no ser tratados a tiempo puede extenderse hasta el cerebro.
Marquesinas de negocios, aires acondicionados, cobertizos, etcétera, son donde anidan estas aves que se encuentran por miles en el casco céntrico de nuestra ciudad. Otra enfermedad que se contagia por la inhalación del polvo de heces es la psitacosis provocando fiebre, dolor de cabeza y en algunos casos pueden poner en riesgo la salud de las personas. Cada paloma produce doce kilos de excremento por año.
Carlos Belfanti
DNI 12145467