Con una extensa carta abierta al intendente Eduardo Accastello, las autoridades del radicalismo local fijaron posición sobre la problemática del tránsito y cuestionaron el espíritu recaudatorio que surgió del convenio con Gendarmería.

La misiva, que lleva la firma de la presidenta del comité local, Silvia Balderramos, encaró en las primeras líneas la preocupación por la cantidad de siniestros que se registra diariamente en las calles de la ciudad. 

“Se ha convertido en algo cotidiano ver algún accidente en las calles de la ciudad en cualquier horario. Demuestra esto la cantidad de accidentados que son atendidos en el Hospital Pasteur, alrededor de siete personas por día, con traumatismos de distinto tipo de gravedad, con las consecuencias que eso implica para las personas afectadas, para su familia, el entorno, ni qué hablar cuando hay secuelas permanentes o muerte”, manifestó el escrito en su introducción. A renglón seguido, la dirigente abordó las causas y entre ellas mencionó “los desconocimientos e incumplimientos de las normas de tránsito, excesos de velocidad, falta de elementos de seguridad, alcoholismo, contaminación visual, exceso de vehículos, falta de medidas preventivas, excesos de obstáculos en las vías de circulación, falta de conciencia, falta de educación, mala señalización vial, falta de infraestructura vial, pésimo estado de las calles”.

Luego, la titular de la UCR en nombre de su partido encaró la crítica a las políticas abordadas por el Gobierno local.

“El municipio centró su política de tránsito en un régimen sancionatorio que contempla multas elevadísimas para quienes cometen infracciones que, a juzgar por los resultados, se ha convertido en una buena herramienta de recaudación, pero que no logró los efectos deseados. 

Al contrario, es un mecanismo que se retroalimenta en sí mismo sin ver el objetivo principal que es el ordenamiento del tránsito.  

A punto tal que se ha instalado en el consciente colectivo lo caro de la sanción por una infracción cometida, que ante el accionar de los inspectores municipales realizan cualquier tipo de acto para evitar ser sancionados, desde agresiones a los inspectores actuantes hasta maniobras temerarias para evadir los controles, que no sólo ponen en peligro la integridad física que quien las lleva a cabo, sino la de los inspectores y la de terceros que transitan por las calles o peatones”, precisó.

En este sentido, entró al nudo de la cuestión relacionado con el convenio que días atrás el intendente firmó con Gendarmería.

 

Otra caja más

 

“Mientras los inspectores municipales en cada operativo ponen en riesgo su integridad física, otros se llevan parte de la recaudación en concepto de multas o por la concesión de algunas prestaciones. 

Montan en torno al tránsito una estructura para recaudar sin que necesariamente signifique una disminución en la siniestralidad, pero, además, el municipio sigue aportando recursos para que estas empresas puedan cumplir con las tareas.

Se pretende, a través de un convenio con Gendarmería, controlar el tránsito sobre las rutas 9 y 158 como si ahí estuviera el problema del tránsito de Villa María. 

O nos quieren hacer creer que con la presencia de uniformados verde oliva se va a amedrentar a los infractores y se van a bajar los índices de accidentes. 

Como está planteado, es otra caja de recaudación para el municipio y para Gendarmería para financiar los gastos operativos o la puerta de entrada para otras actividades”, destacó.

En otro tramo de la carta el radicalismo destacó que “no se puede otorgar un carné para conducir irresponsablemente como lo ha venido haciendo el municipio”. 

“Los que conducen tienen que ser conscientes de los daños y perjuicios que pueden provocar y provocarse y eso se consigue con educación, preparación y prevención, que es lo que está faltando”, afirmó.

 

El peatón

 

La odisea de los peatones también fue tenida en cuenta en la carta del radicalismo.

“Capítulo aparte merece el peatón. Es una ciudad en donde recorrerla caminando es tan peligroso como hacerlo en bicicleta o en moto. Cruzar las calles es una aventura. Eso es parte de la improvisación. Ninguno de los últimos semáforos incorporados, que son muchos, contempla al peatón.

La contaminación auditiva que provocan los ciclomotores con escape libre es algo que no se controla. Todos los ciudadanos sufrimos este flagelo a cualquier hora”, señaló.   

Finalmente cerró con el siguiente pedido a Accastello: 

“La política de tránsito va más allá de la recaudación de multas, la colocación de semáforos o de lomos de burro, se requiere de gestión y lo más grave es que sus funcionarios y agentes han perdido la autoridad en la calle. Y eso sólo se puede revertir con una política integral de tránsito, que contemple acciones dirigidas a la educación, la prevención, la concientización, obras de infraestructura, alternativas de transporte, capacitación al personal y medidas de impacto en el ciudadano que requiere de imaginación e inteligencia para provocar los efectos deseados.

Sr. intendente, debe recuperar la iniciativa porque su inacción significa lesiones y muertes de ciudadanos”.