Un joven villanovense fue condenado ayer a seis años de prisión por su participación en un sonado caso policial ocurrido en pleno verano de 2012, cuando asaltó a dos chicas que habían acampado en las inmediaciones del puente Negro y, amenazándolas con una botella rota, las violó en una zona descampada próxima al Villa María Golf Club.
Jonathan Oliva Quevedo, alias “Rengo” o “Colo”, de 20 años de edad, fue declarado autor responsable de “robo calificado” y “privación ilegítima de la libertad”, pero no fue procesado ni juzgado por los abusos sexuales ya que las víctimas no formularon la denuncia correspondiente, requisito procesal indispensable por tratarse de un delito de instancia privada.
Oliva Quevedo confesó el hecho tal cual llegó a juicio y se le impuso una pena que lo dejará en la cárcel hasta por lo menos fines de enero de 2016, fecha en la que podrá acceder al beneficio de la “libertad condicional”, sin que ello signifique que se la vayan a otorgar sin más trámite.
Por el contrario, teniendo en cuenta las características del hecho y el perfil psicológico de este convicto primario, todo parece indicar que no le será fácil obtener la excarcelación cuando alcance los dos tercios de la condena impuesta.
A la madrugada
El ataque a las jóvenes turistas bonaerenses se produjo en horas de la madrugada del 20 de enero del año pasado, cuando Oliva Quevedo las sorprendió en la carpa que habían armado debajo del puente Isidro Fernández Núñez (más conocido como puente Negro o puente del Cristo Redentor), para vacacionar algunos días a la vera del río Ctalamochita.
Empuñando una botella rota y bajo amenazas de muerte, el delincuente les sustrajo alrededor de 1.000 pesos en efectivo y dos teléfonos celulares, y luego las obligó a caminar hasta los fondos del predio que ocupa el Villa María Golf Club, donde las sometió sexualmente.
Las chicas, de 19 y 21 años al momento del hecho, son oriundas de Mar del Plata y la Capital Federal, respectivamente. Ambas resistieron la agresión y, como consecuencia de los forcejeos, una de ellas resultó con un profundo corte en una pierna. Sin embargo, no pudieron evitar que Oliva Quevedo las violara.
No denunciaron
Así lo pudieron constatar tanto los policías como los médicos que asistieron a las dos jovencitas, quienes no obstante declinaron formalizar la denuncia por los abusos para evitar consecuencias con sus padres, quienes jamás se enteraron del ataque sexual.
Esta circunstancia imposibilitó al fiscal Daniel Del Vö (a cargo de la instrucción de la causa) imputarle a Oliva Quevedo el delito de “abuso sexual con acceso carnal” reiterado, que es reprimido con prisión de seis a 15 años, lo que habría agravado su situación procesal.
Cabe señalar que cuando se trata de un hecho de instancia privada, depende de la voluntad de la víctima para que la Justicia actúe en consecuencia, ya que no puede hacerlo de oficio.
Juez y partes
De todos modos, el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, solicitó la pena finalmente impuesta por el juez René Gandarillas, por los delitos de “robo calificado” por uso de arma impropia (la botella rota) y “privación ilegítima de la libertad”, a lo que adhirió la defensora oficial Silvina Muñoz.