Las “Ferias Muy Rosarinas” no se reducen a un conjunto de mercados públicos que ofrecen productos de la más variada gama, desde artesanías hasta ropa de segunda mano. Son, además, espacios emblemáticos de la mayor ciudad santafesina. Rincones al aire libre donde la idiosincrasia local se deja ver entre compra y venta, entre charla y comunión. Una actividad distinta, que cada fin de semana ensancha el patrimonio de atractivos turísticos de la metrópoli.
En total son ocho ferias, a las que podría agregárseles alguna que otra de menores dimensiones y fama. Todas gozan de una ubicación privilegiada, en los alrededores del centro o en las cercanías del río Paraná y sus postales inspiradoras. Buena la hora en la que nos disponemos a recorrerlas, y a descubrir otra faceta de la bella Rosario.
Baluartes del circuito
Comenzamos conociendo algunos de los principales baluartes del circuito, aquellos que se ubican en los alrededores del Monumento a la Bandera. El más conocido es el Mercado de Pulgas del Bajo. Con 20 años de trayectoria en las espaldas, reparte artesanías, antigüedades e infinidad de reliquias y objetos curiosos en un total de 58 puestos fijos. Ya bien enfrente del Monumento, aparece la Feria de La Fluvial, mega exposición de manualidades y arte popular distribuida en tres secciones diferentes: Puestos, Paños al Piso y Pueblos Originarios. No muy lejos de allí, en pleno corazón urbano, la que surge es la Feria de Libros y Textos Escolares. La única que funciona los días de semana (cierra los domingos), ofrece cantidad de obras literarias, revistas, afiches y fotografías de tiempos viejos, además de todo lo que tenga que ver con filatelia (estampillas) y numismática (monedas y billetes).
Subiendo con rumbo al puente Rosario-Victoria, vale la pena visitar la Feria de La Florida, ubicada en el barrio del mismo nombre. Un sector único, con algunas de las mejores playas provinciales, bares y restaurantes. Sin alejarnos demasiado, nos metemos también en los jardines del Parque Alem, donde la feria homónima reúne a casi 100 expositores, varias de ellos dedicados a los productos ecológicos.
Onda “retro”
Pero para sumergirnos de lleno en el espíritu ferial, nada como el aterrizaje en el Mercado Retro La Huella. Un área muy especial, donde todas y cada una de las piezas reveladas por los alrededor de 70 expositores, tienen un mínimo de 25 años de antigüedad. La oferta es la imaginable: juguetes, libros, discos, revistas, indumentaria, muebles, utensilios domésticos, bijouterie, y un interminable etcétera. Pegado, El Roperito se encarga exclusivamente de la venta de ropa usada, que incluye la sección “Costurero en la calle”, donde uno puede arreglar y modificar sus prendas en los puestos de modistos. Ambos emprendimientos están a pasitos del río y la porción más céntrica de la esbelta costanera, y funcionan sólo los días domingo y feriados.
También vecina, la que ahora llama a locales y turistas es la Feria del Boulevard. En el nacimiento del coqueto bulevar Oroño, esta fuente de trabajo para 120 personas vende al público artesanías realizadas en madera, hierro, cerámica, tela y papel, entre otros materiales. Además, se realizan allí espectáculos callejeros, lo que potencia el movimiento de gente y las ganas de descubrir una tradición muy rosarina.3