La trabajadora social Cecilia Ré es una de las profesionales del equipo que dicta la Diplomatura de Educación Sexual Integral que comenzó ayer en la Medioteca.
En diálogo con EL DIARIO, Ré remarcó que es la primera experiencia de formación que no tiene el formato de curso -al menos en la provincia de Córdoba-, “lo que implica un desafío”.
La mayoría de los asistentes son docentes que buscan un espacio de formación y debate para aplicar de la mejor manera la Ley Nº 26.150, que establece la obligatoriedad de incorporar la educación sexual en todos los niveles y en todas las modalidades de educación.
“Si reducimos la sexualidad a la genitalidad, aparecen las diferencias de concepción. Pero si pensamos que todas las personas somos seres sexuados, corriéndonos de la genitalidad, encontramos que hay más puntos de encuentro que de disenso para abordar la educación sexual en las escuelas”, dijo.
“Después de que se avanza en el tema, por supuesto que aparecen otros aspectos que generan diferencias importantes: la edad de inicio de las relaciones, las elecciones sexuales, el aborto. Pero me parece que muchos están empezando por las divisiones y no por los aspectos en común”.
Entiende que la ley aprobada en el año 2006 (ver recuadro) representa un buen punto de partida, dado que se funda en esos consensos.
Si bien hubo barreras, especialmente culturales, para aplicar la normativa, asegura que hay experiencias innovadoras en algunas escuelas. “En esos casos hubo un cambio cultural importante. Porque, como decíamos antes, si se sigue reduciendo la sexualidad a la genitalidad, es lógico que te pregunten cómo vas a enseñar en el jardín de infantes o cómo incorporás la educación sexual en matemática. En esas escuelas lograron ese cambio cultural”, ejemplificó.
Precisamente, muchos de los asistentes contaron su experiencia sobre algunas barreras impuestas desde las escuelas para enseñar educación sexual. “Hubo un caso en Río Tercero donde nos contaron que en el jardín de infantes se enseñaba el cuerpo humano, pero omitiendo los genitales”, remarcó.
Al ser consultada respecto a si las escuelas confesionales son las que más se oponen a la aplicación de la ley, Ré afirmó que, por el contrario, “son las que más se abocan a la educación sexual, pero porque ellos tienen un objetivo: moldear dentro de criterios de normalidad establecidos por ellos”.
Otro punto importante de la ley que señaló la profesional es que se aplica en todos los niveles y todas las modalidades. “Así como hablamos que se debe dar desde el Nivel Inicial, también decimos que se incorpora por ley a los IPEM, a las escuelas técnicas y a las escuelas especiales”.
Sobre la Diplomatura, destacó que no se trata de presentar saberes cerrados ni ortodoxos, sino que es una propuesta para “sentarse a pensar en estrategias y metodologías para abordar la educación sexual. Es decir, queremos construir no sólo el cómo se enseña, sino el qué”, dijo.
“El objetivo es hacer más profesional esta temática, para que no se funde sólo en la buena voluntad de los docentes”, agregó.
La Diplomatura se extenderá por 10 encuentros y los interesados en inscribirse tienen tiempo hasta el 18 de mayo, fecha de la segunda clase.
Pueden hacerlo en la sede de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), organizadora de la actividad, sita en Santiago del Estero 1365, teléfono 4539116, correo electrónico extension@rec.unvm.edu.ar, Facebook Instituto De Extensión UNVM.
Además de Ré, integran el equipo docente la psicóloga Ana Ojeda, la licenciada en Ciencia Política Marcela Pozzi Vieyra y docentes invitados, como el licenciado en Letras Facundo Boccardi y la comunicadora Agustina Beltrán.ç
Una ley, un punto de partida
La Ley Nº 26.150, aprobada en el año 2006, establece en su primer artículo que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada, de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal”.
Además, crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, cuyos objetivos son, entre otros, “incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas; asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral; promover actitudes responsables ante la sexualidad; prevenir los problemas relacionados con la salud, en general, y la salud sexual y reproductiva, en particular; procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres”.