Bastaron apenas segundos para que el público quietamente aferrado a su butaca y a sus abrigos se parara en súbito instante -y no se sentara nunca más- ante el descenso de luces blancas y la aparición del mismísimo Salmón sobre el escenario.
A las 22.07, Andrés Calamaro brindó su saludo inaugural como capitán de su nueva formación rockera, a todos "los hombres, mujeres y niños de Villa María y a los que vinieron de otros lugares de la provincia y el país". Más tarde agradecería la presencia con su característica alabanza de torero a metros del denominado "campo parado" (reducido espacio donde habitualmente se ubica la Orquesta Estable del Festival).
Con el primer acorde de "Tuyo siempre", el ex-Abuelos de la Nada y Los Rodríguez borró de un plumazo la ansiedad acumulada de dos años de ausencia en auditorios masivos y también cualquier alusión jocosa acerca de su reciente y mediático descalabro sentimental.
Primera vez. El prolífico compositor y tuiteador serial ancló por primera vez en Villa María para desandar un largo derrotero de canciones, algunas de las cuales se entronizan como padrenuestros musicales para un par de generaciones argentinas.
Continuando con sus fascículos de desamor o de amor en crisis, Andrés se despachó con "Crímenes perfectos", "A los ojos" y "Todavía una canción de amor", incluyendo entre medio a su declaración de principios en tiempos de excesos titulada "El salmón". Mientras la banda se deshacía en distorsiones, virtuosos solos de guitarras y mucha reverberancia, llegó el turno de mechar súper hits como "Mi enfermedad" con algunas joyitas no tan populares como: "Mi bandera" (del disco compartido con Litto Nebbia, "El palacio de las flores"), "Los aviones" (con cierre a lo Santana), "El día de la mujer mundial" y la desenfadada "Output, input".
La banda. Acto seguido se tomó un buen tiempo en presentar a sus músicos, uno por uno: Baltasar Comotto en guitarra, Mariano Domínguez en bajo, Sergio Verdinelli en batería, Julián Kanevksy en guitarra y Germán Wiedemer en piano. Clamó por aplausos para ellos, provocó a la muchachada al elegir "siempre un porteño antes que un cordobés" y hasta soltó la frase: "Hay tanta mier... procesada en la tele y le han dejado tan poco lugar para la música que por eso no aplauden", frente a la primera reacción tibia de la asistencia.
Cuando se cumplía una hora de show recordó a Pappo con un tema compuesto a dúo "Mal en mí", más un combo con "Carnaval de Brasil" y "Mi gin tonic" (mechado con la balada "You’re so beautiful") de su exitosa "Lengua popular" y la cumbiera "Las tres Marías".
Luego regresó a la composición con Nebbia (a quien ofrendó una semblanza al igual que al Polaco Goyeneche), para rescatar "Patas de rana".
Previo al tramo final le siguió echando sal a sus heridas con "Media Verónica" (hasta sugirió el mantra "todo llega, toda pasa y ¡todo vuelve!") y "Me estás atrapando otra vez".
Final. El último set fue realmente explosivo, con súper éxitos de todas las épocas. Volvió al piano para "Loco", "Para no olvidar”, "Te quiero igual", “La libertad", la híper coreada "El cantante", practicó sus movimientos espasmódicos para "Me arde" (que terminó con el revoleo de un corpiño rojo), tomó la guitarra para "Canal 69" y dio comienzo al fin con "Sin documentos". Cerraría luego con un mix que incluiría a “Los chicos” (con imágenes de ídolos) y “De música ligera” de Cerati.
Juan Ramón Seia
Apostillas
La Viola. El conductor del programa “La Viola” de TN, Bebe Contempomi, compartió el show y su producción tomó imágenes del concierto.
Pocos trapos. En las tribunas sólo le exhibieron algunas banderas que rezaban: "Los Divinos" y "Brindo por seguir queriéndote toda la vida".