@El día que la Tierra se detuvo

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial el mundo se polarizó. Las temibles armas nucleares de ambos bandos hacían imposible una nueva conflagración. Es así que sus enfrentamientos se derimían en terceros países como Vietnam. El miedo al comunismo en la cinematografía se trasladó al género clase "B", con filmes de alienígenas o de terror que hablaban de una invasión de otros mundos: jugar con el miedo transformado en paranoia como eje de control social por parte de los tentáculos de Hollywood esparcidos por todo el mundo.
Y así llegamos a "La guerra de los mundos" de Steven Spielberg, remixada de aquella historia que da pie a estudiantes de Comunicación para los primeros datos de la influencia de los medios en la sociedad. Aunque el filme de Spielberg se refería a los ataques del 11 de setiembre. "¿Son terroristas?, preguntaba Dakota Faning a un asustado Tom Cruise, aunque esto se haya ido intercalado con otro miedo globalizado, la destrucción del ecosistema en "El Día después de Mañana" y distintas catástrofes naturales llevadas al cine.
De la película homónima del clásico de ciencia ficción de 1951 de Robert Weis, se reedita "El día que la Tierra se detuvo" para denunciar la destrucción del planeta por parte de la humanidad. Bajo la dirección de Scott Derrickson, el mismo de "El exorcismo de Emily Rose", cuenta la llegada de una nave espacial a las puertas de Washington DC, con el objetivo de encontrarse con los líderes de la Tierra, para advertirles que la violencia que el hombre ejerce sobre su propia raza afecta a demás civilizaciones del universo. Ante la imposibilidad de un diálogo franco, Klaatu -Keanu Reeves- con formato humano se inmiscuye en la cultura humana para alcanzar un mejor entendimiento de su conducta, que parece destinada a su propia autodestrucción.
Entablando amistad con una viuda y su hijo aprende mucho sobre la humanidad para finalmente desafiar a la misma. El filme juega con lo bueno y lo malo, observado por la neutralidad de un extraterrestre, que a veces no comprende cierta actitudes de los seres humanos, que con un perfil positivo plantea un renacimiento luego de una gran cuota de sufrimiento y dolor.

@Red de mentiras

El ecléctico Ridley Scott vuelve a la pantalla grande para retratar el intestino fino del servicio secreto norteamericano, la CIA. Fiel a su título en castellano, la película muestra como nadie las distintas traiciones y negociaciones que ocurren entre el burócrata que imparte órdenes desde su jardín, el agente en el terreno concreto y los peones y alfiles que desarrollan un juego satánico. "Red de mentiras" transmite epidérmicamente las sensaciones de este juego en medio del caos en Medio Oriente, con imágenes satelitales, espionaje concreto y la sagacidad de los distintos integrantes de un gran mosaico lleno de cinismo, delaciones y contrajuegos. Todo aquello que refleja que en el mundo no existe el patriotismo ni la misión épica, sólo hay intereses, y que para andar por esos senderos hay que tener piel de sapo.
Con el protagónico Leonardo Di Caprio y Russell Crowe, la película cuenta cómo el agente especial de CIA Roger Ferris está mimetizado en sitios donde la vida humana no vale nada. Su misión es tratar de sacar a la luz a terroristas emergentes que han dirigido una campaña de bombardeos eludiendo a la red de inteligencia más sofísticada del mundo. Para lograr su misión deberá penetrar ese turbio ámbito, pero cuando más se acerca, se da cuenta que la confianza es una comodidad peligrosa.

@El ratón Pérez 2

La ilusión infantil de que con la caída del primer diente de leche encontraríamos al despertar unas monedas, se ha ido trasladando de generación en generación. Y la verdad es que el primer filme se esperó con expectativas que para muchos no fueron colmadas, no tan sólo por el sesgo naif, sino por la falta de imaginación y un guión desalineado.
La trama. Lucas (Mathias Sandor) es un niño de ocho años que no cree en la magia y quiere ver cómo hace el ratón Pérez para cambiar dientes por monedas. En su intento por descubrir el secreto ayudará a que Gil Penkoff, un inescrupuloso empresario que quiere vender al mundo al mítico ratón y su secreto. Junto a su familia deberán hacer lo imposible para reparar el daño y permitir que Pérez pueda continuar con su ejemplar tarea.