Frecuentemente, cuando se habla de salud mental se piensa en términos de enfermedad o malestar. Sin embargo, esta expresión hace referencia a los aspectos positivos de la vida. El gran psiquiatra italiano Franco Basaglia reflexionaba acerca de esto de la siguiente manera: “Si la enfermedad se pone entre paréntesis, la mirada deja de ser exclusivamente clínica. Se pone el énfasis en la posibilidad de generar salud para esa persona en particular”.
La artritis reumatoidea es una enfermedad inmunológica, crónica y multisistémica que progresa con limitaciones funcionales en las articulaciones afectadas.
Pensar la salud mental en personas con diagnóstico de artritis reumatoidea no implica identificar solamente aspectos clínicos, sino en hacer una aproximación al punto de vista del sujeto y de quienes interactúan con él en las distintas esferas de la vida cotidiana.
Sabemos que el diagnóstico de una enfermedad crónica muchas veces implica no poder continuar los proyectos empezados o limitaciones para emprender nuevos. La enfermedad es una restricción a la libertad.
Las personas inician un proceso interno que puede culminar de distintas maneras: ya sea en la resignación frente a la enfermedad, la negación o una actitud proactiva que permita mejorar la calidad de vida. Es en esta última opción donde se plantea la necesidad de valorizar los recursos psicosociales y comunitarios con los que se cuenta e incluirlos en un tratamiento integral.
La siguiente es una reflexión de la terapista ocupacional brasileña Nancy Guedes por medio de la cual intenta transmitir qué es la Terapia Ocupacional, pero entiendo que ahora nos ayudará a comprender a la salud mental en los tratamientos de la artritis reumatoidea: “Es crear de lo poco, el todo; es proporcionar calidad en el hacer; es hacer de las posibilidades la posibilidad para vivir mejor”.
Mg. Sandra Westman