El golpe de nocaut que Alumni recibió con el pitazo final, no dio margen para reacción desde ningún punto de vista. Los jugadores sólo atinaron a mirar al suelo y a llorar de bronca e impotencia. Mientras, como el tipo correcto que siempre fue, Héctor Arzubialde se mandaba rápidamente a la cancha para abrazar a uno por uno y convocarlos a una rueda final, la rueda de la despedida.
“Ustedes dejaron todo, el fútbol da revancha y ustedes la van a tener porque se la merecen”, dijo Arzubialde, rodeado de todos los futbolistas, los que jugaron, los del banco y hasta los que estaban afuera, por lesión o suspensiones.
Curioso destino el de Alumni, que había logrado el ascenso, precisamente, con los hermanos Arzubialde, los mismos que ayer pugnaban por entrar a otro lugar histórico, queriendo en salvar al equipo de dos desempates consecutivos, ante Racing primero y Brown después.
Sin embargo, hay cuentos maravillosos que no tienen final feliz. Este fue el caso.
“Es un día triste para todos”, reconoció el técnico, pero aclaró: “Acá hay muchos pibes a los cuales el fútbol les dará revancha, esto seguramente les servirá para crecer”.
“Aún en el peor momento hay que saber perder, hay que barajar y dar de nuevo, porque de aquí en más comienza una nueva etapa”, agregó, muy dolido, pero sin quebrarse.
Después de todo, en la lucha táctica y del planeamiento de partido, Arzubialde había mostrado una jerarquía importante. Lo que faltó fue la “tranquilidad para definir”, según él mismo reconoció.
“Hemos cometido algunos errores, siempre buscamos más el partido porque los que más apostamos a ganar fuimos nosotros; ellos esperaban el empate nomás para ir a los penales, pero poco nos quedó por hacer cuando sufrimos un gol”, comentó el DT.
En medio de un clima de tristeza, Arzubialde no quiso hablar del futuro, aunque ensayó un cierre de círculo y prefirió hacerlo con agradecimientos: “Quiero agradecer a toda la gente que vino y a todos aquellos que siempre dejaron todo por este club”.
“A toda la gente de Villa María les pido disculpas por no haber podido cumplir con el objetivo al cual vinimos, el cual estábamos todos ilusionados… Para mí es un dolor grande porque apostaba a armar algo yo e ir en búsqueda de mejores destino para Alumni, pero de aquí en más ya veremos cuál es el destino”, afirmó después. Y agregó: “Debemos tener la cabeza fría, el hincha estará dolorido, seguramente que alguna gente aprovechará este momento para hacer leña del árbol caído, pero bueno, yo quiero rescatar la hombría de los jugadores y el apoyo de toda la gente para cumplir con ellos”.
En lo personal, Arzubialde -que sufrió el tercer descenso como DT- no se mostró dramático: “A mí no se me ha caído nada por pelear con esta gente la posibilidad de crecer; si hay una forma de irse al descenso, es peleando hasta el final y creo que los jugadores lo hicieron”.
“Pensamos que íbamos a llorar de alegría, pero lloramos de tristeza; el fútbol es así, si fuese por merecimientos y por puntos, era Alumni el que se quedaba, pero el fútbol se basa en dos arcos”, dijo después.
Por último, Arzubialde dijo quedarse “con todo lo que dejaron los jugadores, por toda la gente que creyó en nosotros”.
“A veces la historia del fútbol la escriben los que ganan, los que pierden pareciera que no servimos para nada, pero nosotros, hace seis o siete años nos tocó vivir un ascenso con esta institución, con esta camiseta, a la cual quiero mucho y de la cual siempre estuve pendiente, de eso no me olvido”, aseveró.
Además, si bien reconoció que “esto para Alumni es doloroso”, sostuvo que el club “ha crecido, quizás pudo crecer más, pero en este momento me estoy haciendo responsable de algo de lo que quizás no soy el ciento por ciento responsable, cada uno lo manejará individualmente”.