En un final anticipado, pero que por la acumulación de pruebas se veía venir, el camarista René Gandarillas le impuso ayer una pena de 12 años de prisión a Omar Marcelo Amoretti (42) por el homicidio de José César López (58), producido cuatro días después de propinarle una feroz golpiza con un inflador de bicicleta en su casa de barrio San Justo de Villa María.
La condena aplicada por el magistrado fue consecuencia de un pedido efectuado por el fiscal Francisco Márquez durante su alegato, al que poco después adhirió el abogado del acusado, David Bazán Carricaburu.
La definición del juicio se precipitó luego que el fiscal y el defensor renunciaran al comparendo de los cuatro testigos que habían solicitado durante la jornada del martes (dos cada uno) y decidieran pasar a los alegatos.
En realidad, todo indica que como la suerte de Amoretti estaba echada de antemano, Bazán Carricaburu optó por no dilatar más el proceso, evitando así una condena posiblemente más severa que la que finalmente se dictó apenas pasado el mediodía de la víspera.
Durante las audiencias de lunes y martes quedó plenamente acreditado que el pintor de obra había sido el autor de los violentos golpes que le causaron la muerte a López, pero había un aspecto fundamental que se debía dilucidar: en qué circunstancias se produjo el sangriento episodio.
Dos versiones
Por un lado, Amoretti se defendió diciendo que la víctima lo atacó inicialmente con el inflador metálico y que luego de un forcejeo él se lo quitó y repelió la agresión golpeándolo en la cabeza. En tanto, la concubina de López, Liliana del Rosario Maldonado, aseguró que el homicida saltó una reja para ingresar a la casa ilegalmente y luego “descargó toda su ira, abriéndole el cráneo a mi marido”.
En aquella primera jornada, Maldonado admitió que en varias oportunidades había mantenido relaciones sexuales con Amoretti y públicamente reconoció que se prostituía con el acusado para obtener dinero. “Era como un cliente”, indicó con un dejo de vergüenza, y agregó que su concubino “estaba enfermo y, como no había plata, yo hacía eso para comprarle los remedios”.
Los alegatos
Ayer, el fiscal Márquez consideró que no sólo estaba probada la brutal agresión de Amoretti, de 41 años al momento del hecho, alto y fuerte, sino que la víctima era un hombre 17 años mayor, que poco tiempo antes había sufrido un accidente cerebro vascular que le dejó secuelas en su motricidad, a tal punto que no podía trabajar por ciertos impedimentos físicos.
El acusador público desestimó también la versión del agresor, quien había dicho que López lo atacó con el inflador en la mitad de un pasillo, cuando las pruebas colectadas determinaron fehacientemente que la golpiza se produjo en el patio, lugar donde quedó tirado el dueño de casa, en medio de un enorme charco de sangre.
“No hubo proporcionalidad entre la defensa de López y el ataque feroz de Amoretti”, destacó Márquez en otra parte de su alegato, aunque admitió que “eran las 3 de la mañana y López tenía todo el derecho de impedir que alguien entrara ilegalmente a su casa”.
El fiscal de Cámara enfatizó que tampoco hubo proporcionalidad entre las gravísimas heridas sufridas por la víctima (traumatismo severo de cráneo, fracturas en los maxilares superior e inferior derechos y fractura de cráneo a la altura del oído derecho, además de contusiones y hematomas en el tórax y otras partes del cuerpo) y las lesiones que presentaba Amoretti después de la agresión (mordeduras en ambas manos y en una pantorrilla, porque había sido atacado por dos perros pitbull que tenían López y Maldonado en su casa.
Cabe recordar que el sangriento episodio que derivó en la muerte de López se produjo alrededor de las tres de la madrugada del 6 de setiembre de 2011, minutos después que Amoretti llegara a la vivienda de Ituzaingó 1235.
El motivo de la presencia del ahora condenado sujeto en la finca de barrio San Justo no se pudo precisar con certeza durante el juicio, aunque por algunos indicios se llegó a sospechar que el homicida estaba detrás de una importante suma de dinero que guardaba López, producto de la venta de un inmueble.
No fue pasional
La versión de un supuesto crimen por motivos pasionales quedó desvirtuada luego que Maldonado dijera que su marido sabía que ella se prostituía por dinero.
Durante su alegato, el fiscal Márquez expuso públicamente algunas fotos de la escena del crimen, en las que podían verse las manchas de sangre que quedaron en el patio y una escalera que da a la terraza de la vivienda.
A su turno, el abogado defensor expresó su adhesión al pedido de condena formulado por el acusador público y, entre otras consideraciones, dijo que la prueba colectada en el expediente acreditaba el hecho que se le atribuía a su cliente.
Los alegatos concluyeron a las 11.30 y apenas 40 minutos después el secretario Roberto Jue dio lectura a la sentencia dictada por Gandarillas.
La condicional
Finalmente, cabe señalar que como Amoretti es un convicto primario (la de ayer fue su primera condena penal), podrá solicitar la “libertad condicional” cuando cumpla los dos tercios de la pena impuesta, es decir que estará en condiciones legales de pedir la excarcelación el 6 de setiembre de 2019, cuando complete ocho años de prisión.
De todos modos, recién al llegar esa fecha la Justicia deberá evaluar si Amoretti está en condiciones de reinsertarse socialmente, para lo cual se considerará la conducta mantenida durante el período de detención y el resultado que arroje una pericia psicológica que se le realizará a tal efecto.
Omar Amoretti nació en Villa María el 27 de junio de 1970, por lo que de obtener la condicional en setiembre de 2019, saldrá de la cárcel de barrio Belgrano con 49 años de edad.
Fotogafías: 1) Personal del Servicio Penitenciario esposa a Omar Amoretti, instantes después de conocerse la sentencia que lo dejará en la cárcel hasta por lo menos setiembre de 2019
2) La madre de Amoretti sale de Tribunales acompañada por un hermano del condenado. María Teresa Villa había sido citada para declarar en la audiencia de ayer, pero como la Defensa desistió de su testimonio, la mujer no compareció y presenció la sentencia impuesta a su hijo