El vecino de Tío Pujio Gustavo Sabugo, denunció ante la Fiscalía de Instrucción Número Dos de los Tribunales Villa María, a cargo de Gustavo Atienza, que durante diciembre último permaneció detenido y alojado en la comisaría de distrito, ubicada en General Paz 317 de esta ciudad, sin que se le permitiera contacto con un abogado.
Sabugo se presentó ayer en la Redacción de EL DIARIO, con una copia de la denuncia que realizó en la sede judicial, por la secretaría de Elba Oyola.
El ciudadano indicó a un periodista de este medio que a las 0.20 del 6 de diciembre fue trasladado desde la vecina localidad por dos agentes femeninos que se hicieron presentes en su vivienda de la calle Eva Duarte sin número, donde se hallaba discutiendo con su concubina Ana Lía Del Canto, en presencia de su hijo de cinco años y la hija de ella, de dos.
Sabugo dijo que en ese momento hizo saber a las uniformadas que en ningún momento había golpeado a su compañera sentimental, "lo que fue corroborado" por ella.
Refirió más adelante que no obstante ello lo trajeron a la comisaría de distrito, donde se le negó el contacto con un abogado. "Y recién a las doce y media del 9 de diciembre, el policía de Tío Pujio Marcelo Novillo se hace presente acá en Villa María para pintarme los dedos por desórdenes en la vía pública, cuando la discusión había sido en mi domicilio particular".
"Pero la pesadilla no terminaría allí, ya que deberían pasar algo más de diez días, hasta el 16 de diciembre a las 12.45, para que recuperara la libertad. En ese lapso pedí un abogado, les hice saber que estaba medicado con Alplax de 0,5 miligramos y Omeprasol porque padezco ansiedad y problemas gástricos, pero no me hicieron caso. Lo único que conseguí es que a la comida caliente que me traía mi concubina al mediodía, me la entregaran a las cuatro de la tarde y fría", narró entre otras cosas.
Sabugo indicó que su compañera sentimental "también fue maltratada cuando reiteraba que ella no me había denunciado".
El denunciante agregó que en la comisaría "había gente detenida por motivos más tremendos que una discusión familiar, como pegarle a un policía, y ellos recuperaban la libertad al tercer día".
"Lo que me pasó no es una cuestión de toda la Policía, sino de un agente que tiene nombre y apellido: Marcelo Novillo, al que hago responsable por cualquier agresión que pueda sufrir en adelante", concluyó.