Derecho a réplica
Sobre la nota publicada por el Sr. Claudio Beletti (UCR), acerca de la reforma judicial:
no me parece honesto un discurso donde se soslayan elementos de capital importancia, pretendiendo enviar a la sociedad un mensaje de caos institucional y jurídico, partiendo, como siempre, desde una perspectiva supuestamente respetuosa de la Constitución Nacional y la defensa de los derechos del ciudadano común.
Argentina no es una burbuja. No somos un paraíso inmune al capitalismo neoliberal salvaje que, merced a diferentes métodos, ha saqueado cuanto país emergente -e incluso algunos del primer mundo como España y Grecia, por ejemplo- ha tenido la mala fortuna de ser el objetivo temporal de su avaricia.
Digo “diversos” porque la apropiación de recursos ha sido practicada a través de políticas neoliberales cuya estrategia es tan efectiva como genocida. Detectar un país con deuda, hacerle préstamos (que nunca van a parar a la gente común, sino a las mismas empresas multinacionales que “generan empleo”), luego se incrementan los intereses, se propicia el descalabro de la economía, se proponen “recetas” de reducción del gasto público, privatizaciones y liberación de aranceles para la importación, con lo cual se ataca finalmente a la industria nacional. Lo que queda es un panorama desolador de desempleo, pobreza, y la exclusión de millones de personas. ¡Ah!, casi lo olvido... De paso se llevaron los recursos, petróleo, diamantes, hierro, cobre, lo que sea que vinieron a buscar.
Digo “diversos” porque solamente desde la más supina ignorancia se pueden desconocer los métodos brutales a los que se echó mano a fin de implementar estas economías, particularmente en América Latina. Cuba es testigo fiel del precio a pagar cuando a través de la Revolución se le quitó el poder a un gobierno títere de EE.UU. y se le dio al campesinado, que sólo sabía de pobreza y sufrimiento, dignidad y orgullo por su país. Un vergonzoso bloqueo que ya lleva décadas no es otra cosa que el intento de arrodillar y someter un pueblo más que a sus dirigentes.
Digo “diversos” porque en nuestro país, como en Chile, Uruguay, Paraguay, se digitaron desde el Pentágono las más sangrientas dictaduras, los más aberrantes crímenes de lesa humanidad, y hay que decirlo de una vez, con todas las letras y despojados de la eterna hipocresía del discurso hegemónico, no son ideologías. Es plata. Todo es plata. Bienes, empresas, recursos, todo se traduce en dinero que constantemente, como un río de oro, fluye hacia los capitales internacionales, pero para nosotros son, apenas, ríos de sangre. Tenemos derecho a decir basta. De hecho, lo estamos diciendo.
No se hubiera podido jamás doblegar el orgullo de los pueblos sin la imprescindible hegemonía de los medios. A la gente había que contarle otra historia y se calcó a la perfección en América Latina la propaganda nazi. Suerte hemos tenido que no se nos inculque también salir a matar pobres, negros, judíos, homosexuales, aunque admito que en algunas áreas se han hecho no pocos intentos.
¿Y qué son, concretamente, esos “medios hegemónicos”? Una red internacional de medios de comunicación que monopolizan la información, agendan la realidad y tanto es así que casi sonreímos con simpatía cuando un degenerado en la Casa Blanca llama “conducta inapropiada” su denigrante actitud o nos quedamos atónitos porque, al final, no había armas químicas en Iraq.
En nuestro país el Grupo Clarín no es una empresa de multimedios. Es un brazo del Pentágono. A sacarse los tapones de los oídos y dejemos de mentirle a la gente desde una supuesta representación política que sigue el discurso clarinista con la sola y patética intención de recuperar algunos votos. El egoísmo de la UCR en particular y la oposición en general es lo más apátrida que he visto por estos tiempos.
Cuando Néstor Kirchner dijo “vengo a proponerles un sueño”, era éste. Sacarnos de encima el imperio y volver a ser una nación digna, económicamente libre y políticamente soberana.
Nadie en su sano juicio, y desprovisto de hipocresía, puede desconocer los logros de esta gestión, hay que ser muy burdo y malintencionado para desconocerlos.
Se nos cita en la nota la “ejemplar” trayectoria del Dr. Raúl Alfonsín. Permítaseme disentir. No ha sido este Gobierno el que pactó las vergonzosas leyes de Obediencia Debida y Punto Final. No ha sido este Gobierno el que nos mintió un “Felices Pascuas, la casa está en orden y no hay sangre”, cuando se acababa de firmar un vergonzoso pacto con los carapintadas.
No ha sido este Gobierno el que se apropiara de los ahorros del pueblo y para sostener su iniquidad no dudó en instaurar un Estado de sitio en plena democracia y luego reprimió la protesta con las criminales consecuencias que todos conocemos.
La Ley de Medios Audiovisuales no es una ley del montón, Sr. Beletti, y usted lo sabe. No le cabe la disculpa de la ignorancia o la falta de inteligencia. Es una ley que no dudo en calificar de imprescindible para la defensa de la Nación. Es eso o la guerra. Así de simple. El “descontento popular” -es cierto- tiene un solo y único viso de realidad, la clase acomodada que pierde privilegios. Los pobres no pensamos del mismo modo. Los pobres no marchamos con cacerolas.
La Ley de Medios Audiovisuales no está siendo aplicada merced al artero uso de las medidas cautelares, mecanismo totalmente lícito si se trata de defender derechos del ciudadano ante abusos del Estado reales o supuestos.
Pero hay que sacarse la máscara. La catarata de discursos “democráticos” y respetuosos de la Constitución Nacional que hubimos de padecer por parte de la oposición en el Congreso durante el tratamiento de la reforma judicial dejó en claro que, ustedes, de patriotas no tienen nada. Lo que se defendió en el Congreso -elípticamente y sin mencionarlo- es el Grupo Clarín y sus socios en la Justicia.
La reforma judicial tiene como único objeto, y usted lo sabe, desarticular una corporación judicial vendida, elitista, apátrida y a todas luces indigna de tener en sus despachos la bandera de mi país. Son funcionales a estos poderes económicos foráneos que menciono y ya resulta intolerable que se sitúen en una postura superior a la voluntad popular.
¿Quieren seguir trabajando para el enemigo ? Está bien. Arriésguense a perder el empleo, los bienes e incluso la libertad, el delito de traición a la Patria también debe ser perseguido.
¿Entenderán la necesidad de declarar inconstitucional las cautelares, abriendo el camino para que el Grupo Clarín se ponga a derecho ?, habrán honrado su investidura.
El denominado “avance” sobre la Justicia no pone en riesgo la calidad institucional, mal que le pese a usted, o mal que le pese a Obama, disculpe la comparación, no he sido yo quien alinea intereses.
Si hay un aporte sano, garante de la buena salud, la dignidad y orientado a la unidad nacional, sugiero que en los comités se empiece a repartir, en forma gratuita, la pastilla roja. La Mátrix se puede vencer, pero tenemos que estar todos.
Gustavo A. González
DNI 11.257.801
