Después de protagonizar un lunes histórico, de anotar ese gol con el taco que quedará en la memoria de todo el pueblo de Talleres, el villamariense Maximiliano Velasco vivió su tarde de emotividad y reencuentros en nuestra ciudad, con el parque Pereira y Domínguez de fondo a una imagen de felicidad.
Todo resultó después de la siesta y, con su familia de “cómplice”, la filial local de Talleres le brindó un sencillo pero emocionante recibimiento, acompañado por cánticos y elogios.
Junto a esos hinchas de la “T” estuvo la familia, los cercanos, los excompañeros de fútbol en su infancia, y entonces la “Chancha” se quebró, dejó caer algunas lágrimas, mientras mostraba una amplía sonrisa por la grata sorpresas. Y saludó a todos, uno a uno, compartiendo su alegría.
Y luego se armó la caravana de autos y motos rumbo a aquellas calles que lo vieron crecer, para extender la alegría y para disfrutar de este presente único e irrepetible. Y por ese taco inolvidable.
“Me tocó hacer el gol y todavía no caigo, realmente. Recién hoy (por ayer) se me cayeron algunas lágrimas. Por eso, ahora vamos a disfrutarlo y a pensar en lo que viene”, expresó Velasco por todo lo que vivió en estos últimos cinco días, mientras resalta que ahora sólo piensa en “disfrutar de la familia en este fin de semana libre”.
Es que, añadió el delantero, “siempre tuve el apoyo de toda la familia, todo esto se lo dedicó a ellos y a mi señora, que está siempre conmigo”.
Y, por último, sobre la posibilidad de enfrentar a Newell’s -club dueño de su pase- en Copa Argentina, destacó que “va a ser un partido especial, ojalá me toque jugarlo, pero ahora pensamos en Santamarina y queremos ganarlo”.