Cuando comenzamos a darle fundamentos a esta pasión, sin ponernos de acuerdo fuimos tres los que pensábamos que si habíamos elegido este camino tendríamos que estudiar, investigar, etcétera y así lo hicimos, cada uno por su lado, porque lamentablemente no sabíamos que los tres buscábamos lo mismo.
Personalmente, no me conformaba con los siete módulos mensuales, aparte adquiría material sobre distintos aspectos del juego y la preparación para ello, sobreponiéndome a las burlas, críticas, y otras cosas, que lo expliqué en mi primera columna.
En ese tiempo, no había tantos opinólogos como ahora.
De esa manera, me formaba una idea, pero lo nuevo traía dudas, y la única forma de aclararlas debe ser la consulta, y qué mejor si uno encuentra al profesor del Instituto, que sería luego director de la “escuela” de Técnicos de AFA.
Cuando comencé lo hice como preparador físico en el club Ameghino, en la cancha de básquet de noche y dos veces a la semana, por lo que se criticaba el piso, los calambres, desgarros, etcétera, etcétera. Entonces, apareció la primera consulta.
Y me contestó que no había problemas con el lugar, lo importante sería comenzar y manejar la intensidad; lo único, que para evitar sobrecarga de gemelos, buscara piso de tierra al final del último entrenamiento semanal y los hiciera correr 10 minutos. En ese tiempo, todas las calles eran de tierra, así que con dos vueltas a la manzana del club, quedó solucionado el problema. Y, por ser el primer año, habíamos comenzado bien, siendo campeones e invicto, y lo más importante, ningún lesionado.
Pasando los meses varios muchachos que tenían la misma vocación me pedían consejos, pero les decía que no estaba capacitado para dar consejos, lo único que podía dar eran direcciones para conseguir material.
A raíz de esto, le comenté al secretario de la Liga, el señor Ubaldo Bertino, qué había organizado, le interesó y formó una biblioteca con mucho material; cuando se fue de la Liga, ya no se le prestó atención a esto, que era muy importante.
Ah!, aclaro: el señor Bertino abrió su librería varios años después, porque los que siempre están para la crítica, pierden una oportunidad.
Cuando se inauguró el Profesorado de Educación Física pensé que sería la oportunidad para agregar un área más al mejoramiento del fútbol. La primera Promoción salió en 1987, pero la mayoría se conformó con lo que aprendieron en el profesorado, no se capacitaron para el deporte que elegían; y cada deporte es diferente y en cuanto al fútbol no llenaron, en mi caso, las expectativas, salvo raras excepciones.
Otro paso sería la conformación de la Escuela de Técnicos, con apoyo de la Liga y del intendente Veglia, y lo conseguimos con el padrinazgo de Carlos Griguol, para darle más seriedad, hablamos con el rector del Profesorado de Educación Física, le dimos comunicación a la Asociación de Técnicos de Córdoba, trajeron algunos profesores y coparon el curso, cambiaron la idea primaria, y finalizó en el año 1994, con la primera promoción. Se recibieron 43, o más bien, se dieron 43 carnés, porque después me enteré de que había que estar con la cuota al día, pero el que concurría lo hacía por pasión, para aprender, con la ilusión de ser técnico.
Al año siguiente, la cerraron. Una vergüenza, ya que Villa María, por varios años, perdió la oportunidad de tener la Escuela, siendo el mejor lugar geográficamente y fue culpa de los oportunistas, que lo único que les importó fue lo económico, y aquí tengo que aclarar que la Liga no fue culpable de está situación. (Sigue)
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