Aquí repasamos algo del contexto de creación de la Escuela Profesional de Mujeres que con el tiempo llegaría a ser el Instituto “Rosario Vera Peñaloza”.
Primer paso
El primer día de agosto de 1953, el entonces gobernador de la provincia de Córdoba, Raúl Felipe Lucini, firmó el decreto Nº5.589 mediante el cual se creó “una Escuela Profesional de Mujeres en las ciudades de San Francisco y Villa María”. Encargándose a la “Dirección de Enseñanza Secundaria Normal y Especial tomar las medidas necesarias para su organización y habilitación”. En esos años tanto a nivel nacional como provincial gobernaba el peronismo.
El historiador Bernardino Calvo, en su libro “Historia de la Educación en Villa María (1871-1996)” dice que “el peronismo (1946-55) modificó las pautas de la tradicional escuela laica y de un liberalismo positivista para propiciar el nacionalismo católico. La Constitución Nacional, sancionada en el año 1949, ratificó que la enseñanza primaria elemental era gratuita y obligatoria en las escuelas del Estado y planteó como objetivo fundamental de la educación la formación del pueblo sobre la base de los principios fundamentales de la Doctrina Nacional Justicialista”. En realidad esto último estaba en el segundo plan quinquenal que fue presentado por Juan Domingo Perón la primera jornada del mes de diciembre de 1952 ante la Cámara de Diputados de la Nación. Este plan fue aprobado por medio de la Ley 14.184 en 1953 y en su capítulo sobre educación se aclaró el norte fundamental de la educación en general y de cada nivel en particular. Textualmente se estableció que “el objetivo fundamental de la Nación será realizar la formación moral, intelectual y física del Pueblo sobre la base de los principios fundamentales de la Doctrina Nacional Peronista, que tiene como finalidad suprema alcanzar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación mediante la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, armonizando los valores materiales con los valores espirituales y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad”.
Por otra parte se establecieron innovaciones en los niveles de educación previendo la formación de un circuito de aprendizaje y orientación profesional, con cursos de medio turno y pensado para el “joven obrero”.
Derechos
En los considerando del decreto firmado por Lucini, se hace mención al Plan Quinquenal de la provincia en el cual “se destaca como objeto de especial atención por parte del Estado la educación de la mujer tendiente a posibilitar el desarrollo de todas sus aptitudes vocacionales, con el fin de favorecer su participación activa en la vida, social, económica y política del país”. Recordemos que el texto de la Constitución Nacional de 1949 reconocía derechos a la mujer aunque, por otra parte, debemos decir que la situación de la misma no escapaba a la gran vigencia de la cultura patriarcal que existía en aquel momento histórico. En el mencionado decreto acerca de las “escuelas profesionales femeninas organizadas y sostenidas por la provincia” dice que “cumplen bien la misión de capacitar a la mujer en las actividades del hogar y despertar al propio tiempo su conciencia ciudadana”. En relación a este último punto debemos recordar que en 1947 se había aprobado la Ley 13.010 mediante la cual las mujeres quedaron incluidas en el voto obligatorio y accedieron a la posibilidad de ser candidatas y elegidas para cargos políticos. Luego de una década de lucha, las mujeres habían logrado poder ejercer el derecho al voto y abriéndoseles un gran mundo de participación ciudadana que no estaría exento de obstáculos culturales.
Contexto local
El contexto en el cual se crea la Escuela Profesional de Mujeres, no podemos soslayar que, a nivel local, estaba intervenida una de las instituciones educativas de mayor prestigio en la ciudad. Calvo lo recuerda diciendo “transcurría el año 1952 cuando la comunidad villamariense fue sacudida por un grave acontecimiento que no sólo marcó un alto grado de intolerancia, hiriendo profundamente su sensibilidad, sino que, al mismo tiempo, vino a perturbar la construcción de una labor educativa que prestigiaba a la ciudad y la proyectaba a los niveles de consideración pública nacional. El 21 de julio de ese año, se produce la intervención del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, fundado y dirigido por Antonio Sobral, a raíz de una ley provincial promovida con propósitos tan inconfesables cuanto indignos de la tradición pedagógica de esta provincia”. En realidad se intervino la Biblioteca Bernardino Rivadavia y todos sus anexos, lo que incluía la escuela de Nivel Medio. En cuanto a las razones de la intervención, escribimos hace años en el trabajo presentado en el II Congreso Provincial de Historia, realizado para 2004 en Villa María. Allí señalamos que tanto los directivos como los docentes de aquellos establecimientos eran catalogados como “radicales comunizantes”, y que esa calificación explica más las razones de la intervención que la letra del decreto provincial. Por otra parte esa medida fue apoyada por el senador provincial Juan Valinotto quien representaba al Departamento San Martín. Este mismo legislador, junto al senador Feliciano González y Herminia Grisoni, son nombrados como aquellos que estuvieron en los orígenes de la Escuela Profesional de Mujeres. Esa mención consta en el libro “Con alma y vida. Reforzando la identidad…” editado por el IPEM Nro. 99 en mayo de 2003.
Personal
Recién en el mes de abril de 1954, mediante el decreto provincial Nº8851, se pusieron en funciones los directivos, docentes, administrativos y de servicio de la escuela. En el libro mencionado, Calvo señala: “En el año 1954 se abre, en esta ciudad, la Escuela Profesional de Mujeres para la capacitación femenina en distintas especialidades, algunas de ellas con salidas en el campo laboral”. La mencionada Grisoni sería directora del establecimiento, así consta en el acta que se confecciona con motivo de la visita a la escuela de la “Inspectora de Enseñanza Técnico Profesional para Mujeres”. En ese acta, fechada el 29 de julio de 1954, se dice que “la escuela funciona en el local de la-escuela- provincial República del Paraguay en el horario de 18 a 20”. También se menciona al personal, entre quienes se cuenta a María M. A. de Ceballos, Martha Tissera, María J. C. García, Delia de Bulacios, Margarita de Hernández, Olga Donda Pasero, Teresa de Rodríguez.
El 11 de agosto de 1969 la escuela pasó a denominarse Rosario Vera Peñaloza, hasta ese momento la comunidad educativa de esta institución había superado duras pruebas. Con el tiempo fue afianzándose cada vez más y también a sus aulas ingresaron varones. Le tocó pasar por varios edificios y modificar su oferta educativa, pero siempre logró salir adelante gracias al esfuerzo de sus docentes, directivos y principalmente del alumnado que es el alma de toda escuela.
