Ante el proyecto de traer un nuevo reactor a Embalse con la finalidad de seguir produciendo energía nuclear desde el corazón de la provincia, Greenpeace, con el apoyo de entidades ambientalistas como EcoSitio, lanzaron una campaña para evitarlo.
Ese fue el marco en el que se realizó ayer una conferencia en el Rectorado de la Universidad Nacional de Villa María, acerca de los riesgos de producir energía con esta modalidad, para interiorizar sobre el problema a los voluntarios que se van sumando a las acciones que impulsa la entidad ecologista.
“Estamos acá para instalar un debate. Creemos que lo primero que hay que hacer es informar, que todos sepamos lo que significa extender la vida útil de una planta de energía nuclear. Vamos a recorrer todas las localidades de la provincia con este fin”, dijo Marcos Fernández, quien está al frente de la campaña por Greenpeace.
Destacó que entre todos anhelan erradicar la producción nuclear de energía y lo están afrontando de diversas maneras. Por un lado, a través de un proyecto de ley que presentaron a principios de año en la unicameral y que ya hicieron propio cuatro legisladores de dos diferentes partidos: Unión Cívica Radical y Frente Cívico.
Por el otro, exteriorizan la problemática con acciones públicas o reuniendo firmas para que el proyecto se trate por el mecanismo de iniciativa popular.
¿Por qué rechazan la energía nuclear?
Marcos Fernández es contundente a la hora de hablar del daño que produce esta forma de generación de energía.
“Desde la extracción del uranio, que es el combustible de los reactores, comienza el daño ambiental”, indicó. Asegura que se sufren todos los riesgos de la minería a cielo abierto, con el agravante de que los gases que emiten (radón) son más dañinos aún para la salud humana.
“De los nueve sitios en los que se extrae uranio en el país, sólo se ha buscado remediar uno, el de Malargüe en Mendoza. Pero es un proceso tan complicado que no logran cumplirlo”, explicó.
El otro frente de daño de la energía nuclear es la generación en sí. “Pensando en condiciones normales, sin accidentes, la Central Nuclear de Embalse emite todo el tiempo elementos radiactivos, como el tritio, que es el principal. Este se libera en forma de gas o de líquido, y termina en el lago de Embalse, que en las últimas mediciones arroja un nivel de tritio tres veces superior al permitido por la Unión Europea”, dijo. Dado que en Argentina no hay legislación sobre la materia, la emisión de esos radiactivos en el espejo de agua no viola ninguna ley.
“El otro tema es pensar qué ocurre en caso de accidentes. Hay muchas cosas que pueden pasar, pero especialmente vemos que en un punto, las autoridades minimizan todo. Es que la Central Nuclear está construida sobre la Falla de Calamuchita, por lo no es improbable un movimiento sísmico, lo que sería desastroso”, indicó el activista.
Y finalmente, se refirió a los residuos de la producción de Embalse, que no es ni más ni menos que plutonio. “El plutonio queda en la tierra por 240 siglos. En todo ese tiempo, tenemos que rogar para que a nadie se le ocurra utilizarlo para construir una bomba atómica”, argumentó.
Fernández destacó que es ínfimo el porcentaje de energía que se produce en Embalse y que la provincia de Córdoba es una de las zonas privilegiadas para la producción de energía renovable. “Como conclusión, debemos decir que no sólo es riesgoso, sino que es innecesario”, concluyó.
Cabe recordar que la Central Nuclear debía cesar su producción en marzo de 2012, pero extendieron su vida útil hasta mayo de 2014. Para continuar generando de la misma forma después de ese plazo, es que proyectan traer un nuevo reactor.