La hija del mítico médico y revolucionario pasó por Córdoba para prestar su apoyo al Programa “Operación Milagro”, una iniciativa del Gobierno cubano que se extiende en toda Latinoamérica y en argentina tiene su asiento, en la ex-Clínica Junín, empresa que desde 2002 fue recuperada por sus trabajadores y hoy es una de las tantas cooperativas de trabajo exitosas. “Este programa surge a través de Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) cuando comenzamos con el proyecto “Yo sí puedo”, que consistía en tratar de alfabetizar a nuestros pueblos no solamente en las lenguas de la colonización: español, portugués, inglés, sino en sus propias lenguas: guaraní, quechua, aimara, etcétera. Comenzamos a notar que había personas que no eran capaces de aprender porque no podían ver. Lanzamos entonces este proyecto con el propósito de operar gratuitamente a 10 millones de personas en Latinoamérica, darles también el lente adecuado después de que se operan para que restablezcan su vida normal y claro, si ya querían aprender a leer y a escribir ya podían hacerlo con su propia visión. “Operación Milagro” es devolver la luz a aquellos que la han perdido durante mucho tiempo”, cuenta Aleida, que al igual que su padre se graduó en Medicina. Es especialista en Pediatría.
¿Qué lugar debe ocupar la Medicina en la sociedad?
La medicina es un derecho del ser humano, yo siempre pregunto qué valor le pondrías a la vida de tu hijo o de tu mamá. No tienen valor, no podemos darle un precio a eso, entonces cómo va a entrar al mercado, no es justo eso.
¿Cómo logró Cuba tener un sistema de salud avanzado y gratuito?
Porque somos dueños de lo que producimos y lo poco o mucho que tengamos lo invertimos en nuestro desarrollo social y económico. Pero claro, ¿tenemos todo lo que los cubanos queremos?, pues no, todavía nos falta mucho, siempre nos va a faltar porque siempre aspiramos a tener más desarrollo y más comodidades. Pero algo sí te puedo asegurar, estamos tratando de enseñar a nuestra gente algo muy importante, a respetar nuestro entorno. No se trata sólo de querer, querer y querer. Es querer lo suficiente para vivir con dignidad, pero respetando nuestro planeta, en ese sentido hay que rescatar toda la cultura ancestral de nuestros pueblos y hay que defender lo que tenemos. Y los recursos tienen que ser nuestros para poderlos invertirlos en beneficios de la gente nuestra.
¿Cómo es ser la hija de una figura tan mítica y querida como el Che Guevara?
Yo tengo el privilegio de tener una madre especial, ella me enseñó algo muy importante, me dijo “párate firme sobre la tierra, tú vas a recibir mucho afecto por ser la hija de un hombre que mucha gente quiere, pero, hija, aprende, si tú no te lo has ganado con tu propio esfuerzo, déjalo pasar”, y eso es lo que hago, cuando me lo he ganado yo como mujer, trabajadora y médica cubana, es mío y gracias. Pero cuando es por mi papá, bien, lo recibo y lo dejo pasar y aquí no ha pasado nada.
Mucha gente critica el hecho de que su padre haya abandonado a su familia para continuar su lucha, ¿alguna vez se le cruzó ese reproche por la cabeza?
Mira, en primer lugar tú tienes que preguntarte: ¿por qué lucharon ellos, por el planeta Marte o porque tengamos un mundo mejor y más justo todos nosotros? ¿Acaso yo no soy parte de ese mundo más justo y mejor? Mi papá luchó para que todos los pueblos puedan tener lo que yo tengo en Cuba. Fíjate, tú, ¿estoy o no estoy incluida en esa lucha?, entonces yo me siento querida, amada y protegida por un hombre muy especial, que no sólo lo hizo para su hija, sino para muchos otros hombres y mujeres de todo el planeta. Yo me siento tan orgullosa de mi padre, tan orgullosa, que no me cabe en el cuerpo.
¿Qué costumbres argentinas heredó de su padre?
El tango, a mi papá le gustaba mucho el tango, era la única música que escuchaba, aunque era bastante sordo para la música, pero el tango le gustaba mucho y el mate, mi papá tomaba mucho mate, pero yo aprendí a tomar mate en los años 70 cuando mi abuelo fue a vivir a Cuba, aunque siempre preferí el mate cocido. En el hospital donde yo trabajo, durante la crisis cubana de los 90, había amigos que nos traían yerba desde Argentina y Brasil y lo tomábamos como infusión en el hospital, con azúcar por supuesto.
Operación Milagro
Operación Milagro es un proyecto humanitario que nació a mediados de 2004 liderado por los gobiernos de Cuba y Venezuela destinado a dar solución a determinadas patologías oculares en personas de bajos recursos.
Desde su creación se han operado a cinco millones de personas en 31 países de América Latina, el Caribe, Asia y Africa. Este programa cuenta con la participación de 165 instituciones cubanas y se extiende por 14 países americanos a través de una red de 49 centros oftalmológicos con 82 posiciones quirúrgicas. En Argentina ya son más de 35.000 las personas de bajos recursos operadas en el marco de “Operación Milagro”, 3.500 de ellas, en nuestra provincia.
“Operación Milagro” en nuestro país es coordinada por la Fundación “Un mundo mejor es posible” y tiene su base en el Centro Oftalmológico “Ernesto Guevara”, que funciona en la Cooperativa Junín, ubicada en Deán Funes 589 de Córdoba. Se realizan operaciones de cataratas y pterigium.
Salud cooperativa
El año 2001 comenzaba con un fuerte sabor a crisis, tanto para el país, como para la Clínica Privada Junín. Desde principios de año los sueldos comenzaron a abonarse en varias cuotas. A mediados de 2001, el problema se agudizó, el atraso en los pagos a empleados, profesionales y proveedores se hizo más agudo. “Nos daban 20 ó 30 pesos por semana y a veces una tira de cospeles” recuerda un enfermero.
Después comenzaron los despidos y cierres de áreas, acompañadas de frases como “reacomodamiento del personal, relanzamiento de la clínica, eficiencia de los sectores” y otras. Para diciembre de 2001 la clínica tenía todos los servicios cerrados y sólo atendía a pacientes ambulatorios.
El año 2002 transformó la crisis en caos (como en todo el país), reiterados cambios de dueños, gerentes. Para mayo de ese año la situación de los trabajadores se volvió insostenible, con ocho meses de incumplimiento salarial a cuestas, los empleados decidieron en asamblea el paro por tiempo indeterminado. La respuesta de la patronal fue la esperada: telegrama de despido para 45 trabajadores.
El 2 de septiembre de 2002, después de tomar el edificio de la clínica y organizar colectas con el fin de mantener un precario “fondo de huelga”, se constituyó la actual cooperativa con 35 trabajadores y un médico. “Fueron tiempos muy difíciles, no teníamos dinero ni para pagar el transporte, pero teníamos que venir igual, teníamos pacientes internados y no podíamos hacer abandono de persona. En un momento tuvimos que reunirnos para ver qué hacíamos, tampoco había trabajo por fuera de la clínica, así que nos constituimos como cooperativa”, recuerda María Ester Villalta, actual presidenta de la cooperativa.
Desde 2011 y tras varias amenazas de desalojo, la cooperativa logró adquirir el inmueble en el que funciona la clínica. “Nadie nos regaló nada, la Gobernación cedió el edificio, a condición del pago de un canon de 60 cuotas de $9.000 por mes. Tuvimos que luchar muchísimo y seguimos luchando. En la actualidad quedamos 23 de los socios fundadores. Atendemos aproximadamente unos 5.000 pacientes por mes, prestando servicio de primer y segundo nivel, tenemos un plan de salud familiar organizado por la cooperativa. Somos en total 110 personas trabajando, 70 de los cuales son médicos. Crecimos ininterrumpidamente desde 2002, hoy nuestro objetivo más inmediato es la sala de terapia intensiva, para la cual falta poco.” concluyó Villalta.
Federico Pierucci
Las fotografías
1) Profesionales de la salud junto a un paciente de Operación Milagro
2) La médica Aleida Guevara, hija del revolucionario argentino-cubano
3) La Cooperativa Junín es el resultado de una lucha de los trabajadores en defensa de la fuente de trabajo