Pareciera que el bien público es de nadie, ya que es lejano a nosotros, y que la decisión que se tome con él no es de nuestra incumbencia, pero es seguro que las personas no pensaríamos de la misma forma si se tratara de algo cercano que nos quieren quitar.
En el año 2006 se habló de la construcción de un parque deportivo municipal, que se iba a pagar a quien lo construyera con un canje con propiedades públicas.
No tenemos que olvidar que en aquella oportunidad se ofrecía hacer un estadio a cambio de entregar la Plaza Ocampo, el Salón de los Deportes y las tierras del ex Aeroclub.
Esto fue lo que el mismo EL DIARIO tituló “El Megacanje”. Quedó demostrado que era un pésimo negocio para el municipio y quedó flotando la pregunta: ¿por qué había tanto apuro para realizarlo?
Pero lo más duro fue una acusación, de parte de un periodista, de un supuesto negociado en toda esta transacción. Nadie de la administración de la entonces intendenta Nora Bedano respondió sobre este tema y aparentemente todo quedó sin efecto.
Pero, volviendo al tema anterior, hoy me pregunto lo siguiente: si con venta de la Plaza M. A. Ocampo hoy basta para hacer toda una infraestructura deportiva, ¿por qué este Gobierno años atrás deseaba dar dos inmuebles más para hacer la misma obra?
Creo que, como ciudadanos y dueños de los bienes públicos, debemos hacer una revisión de lo actuado y ver si esta forma de hacer las cosas de parte de nuestro municipio da resultado o no.
Traigo a la memoria algo que sucedió en el tiempo del Megacanje y es el canje de las tierras del ex corralón por la hechura de otro corralón que, a mi entender, podría haberlo hecho el municipio sin dar esas tierras en forma de pago.
No sé si los ciudadanos se dan cuenta de las tierras que se perdieron allí, ya que al edificarse en ese sitio se pierde la posibilidad de tener un gran pulmón verde necesario para nuestra salud. Además de haber hecho un pésimo negocio en donde nosotros, la ciudad, salió perdiendo.
Siguiendo con la idea anterior, nos encontramos que, a seis años del “Megacanje” -un hecho que fue muy resistido, combatido, y luego salió un muy buen artículo sobre el Patrimonio Histórico de la ciudad en EL DIARIO, que en conceptos claros dejó a la Plaza Ocampo como un “bien no negociable”- salen desde el municipio con esto de la venta de dicha Plaza.
Recordemos que hace unos meses se lanzó un proyecto desde el municipio para instalar a Villa María como una ciudad turística y la idea que expresaron, entre otras, fue la de hacer un relevamiento del Patrimonio Histórico de la ciudad para mostrarlo a aquellos que nos visitan. Pensemos que hasta hoy se destruyó el primer almacén de Ramos Generales en la esquina de las calles Buenos Aires y Sabattini, la casa de la escritora Edith Vera, el Túnel, se está cayendo el antiguo colegio Belgrano, se desmantelaron las rejas del ferrocarril, el desguace de una locomotora antigua, y ahora la Plaza Ocampo. ¿Qué vamos a relevar y mostrar?
También estaríamos perdiendo un espacio verde importante que se puede utilizar para un sinfín de actividades extras.
Lo que hay que dejar en claro es que es una mentira de esta administración hacer creer que los que no deseamos perder ese espacio verde y recreativo -que a su vez está destinado para ser una plaza pública- estamos en contra del progreso y de la construcción de un complejo deportivo.
Esa es la estrategia que utilizan para enfrentar a la población y generar rencores entre los vecinos e instituciones, mientras que ellos logran su cometido de vender en forma no clara el bien público.
De mi parte creo que es bueno tener un espacio apto para el deporte villamariense - como sería bueno tenerlo para cualquier otro tipo de actividad- pero hay otras vías para concretarlos.
Nuestro progreso como ciudad se debe medir en cuál es la calidad de los seres humanos que estamos formando, más allá de que se produzcan cambios edilicios. Respetar la historia ya nos habla que hemos progresado como comunidad.
Alejandro López