De proposiciones antagónicas
Cuando comenzamos una discusión política, nos adentramos en un juego de disputa por imponer una verdad. En donde, desde que se inicia la puja, se observa que no hay una única verdad.
Cada persona tiene “su” verdad, la cual se ha ido formando de acuerdo al desarrollo integral que ha tenido. Su contexto familiar, su situación económica, educación, sus amistades, sus actividades, su profesión, su ideología, sus valores, sus experiencias, hechos que lo han marcado y lo han formado como tal persona, con lo cual esa manera de pensar, analizar y enunciar su verdad, hace que sea determinante al momento de discutir.
Es parte de la naturaleza misma del hombre el tener soberanía de pensamiento. Por lo tanto frente al debate, es totalmente natural que se dé una lucha de imposición de verdades.
Ahora bien, ¿de qué manera estimo hay que discutir? Lo más común es que frente a la exposición de una idea política (verdad), la otra responda con una negativa propia, “su verdad”. Pero, ¿hay que negar por negar? ¿Hay que desestimar una proposición desde el NO porque no? Considero a ese tipo de refutaciones como un signo de debilidad política, lejos de representar una autonomía razonada de pensamiento.
El negar por negar es un simple acto de debilidad. Una oposición a acciones de gobierno debe ser justificada, decir por qué debería ser de otra manera, si no caemos en una diatriba necia. En tanto, si frente a una discusión podemos elaborar una síntesis de dos ideas que son contrarias, y se logra analizar cada uno de sus elementos por separado, esa discusión termina siendo productiva, desde el lugar del intercambio, del escuchar al otro.
En este sentido considero que un antagonismo no debe sistematizarse desde el agredir o menospreciar argumentos. La propuesta es que entre las partes haya una bidireccionabilidad de basamentos. La expresión de supuestos enfrentados debe tener un resultado transformador. Que diferentes ideologías o pensamientos políticos puedan discutir es lo mejor que puede suceder, siempre y cuando se pueda realizar una síntesis de sus concepciones.
El mejor final será cuando el poder esté dado en que se ha llegado a un resultado para beneficio de todos.
Carlos Rodolfo De Falco
Abogado