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Alejandro Schmidt |
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Año nuevo, lecturas nuevas. Iniciamos nuestra primera edición del año a pura poesía. Las Lecturas de Verano, aparecerán durante estos meses estivales para salpicar nuestras notas con las refrescantes gotas de la poesía, el cuento o géneros afines. Para esta apertura hemos seleccionado a cuatro poetas del sur cordobés que nos acompañarán en la jornada de hoy.
“La desesperación” es un libro inédito que data de 2004 y que le pertenece a Alejandro Schmidt. De un puñado de poemas que nos enviara su autor extrajimos cuatro piezas para ofrecerles este domingo. Schmidt tiene más de treinta libros publicados, sus últimas apariciones en tapas duras son del pasado 2008: la salida de “Mamá” y las reediciones de “Serie Americana” y “Escuela Industrial”, todas ellas por Recovecos Ediciones.
Recientemente recibimos “El día más parecido” una antología poética del grupo cordobés Pan Comido que lleva más de una década nucleando a escritores como Fernando Bellino, Pablo Carrizo, Alexis Comamala, Ceferino Lisboa, Andrés Rubino, Angel Sorkin, Juan Manuel Stahli y Lucas Tejerina. De ese volumen publicado por Ediciones Llantodemudo tomamos a dos villamarienses: Walter Giacomelli y Fabricio Devalis. “Walter Giacomelli nació en Villa María en 1960. Es traductor y médico. Se graduó en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. Desde hace seis años se dedica a la traducción de textos médicos y científicos. Ha desarrollado diversas actividades artísticas que han incluido la música -disciplina en la que obtuvo el título provincial de profesor- el teatro y la literatura. Asistió a diversos talleres literarios y cursos; en 2007 participó como autor de un ensayo en el volumen ‘Ensayo(s) de narradores’, publicado por el Centro de Estudios Avanzados de la UNC.” El otro poeta es Fabricio Devalis, quien nació en 1971 y publicó las plaquetas “Un cristo ciego” y “Tramas”. Fue parte de las antologías de Pan Comido “Belleza obliga” y “Derrota No”.
Cierra la presente edición, el rescate de un poeta de nuestro interior provincial que fue ignorado e inédito en Córdoba durante mucho tiempo. De la mano del periodista y escritor Iván Wielikosielek nos llegó un ejemplar de la edición especial del libro titulado “No sé porque se debe morir”, de Alberto E. Mazzocchi. Un poeta que nació en Las Varillas el 21 de setiembre de 1937 y se suicidó en Córdoba el 5 de febrero de 1960, a los 22 años. Wielikosielek, quien tuvo a cargo la edición, la selección poética y la investigación sobre este incomprendido poeta, acerca este trabajo de 167 páginas que se convierte en un verdadero redescubrimiento.
Hasta el próximo domingo.
Darío Falconi (eldiariocultura@gmail.com)
@ ALEJANDRO SCHMIDT
TRIUNFAL
Hay luz
son árboles los días
por fin
la rosa y el cordero
pueden darse
amiga
a nadie confíes
el puño
en la seda
sonrisas
como un triunfo
tan pequeño
y sincero
llegan focas
la paz
a saludarte.
- * - * - * - * - * -
TODO SE LLEVÓ ALGO DE VOS
Hablar
donarse
mirar en otros
otro
ceder el pan
del día
su cadena
Sí
los cielos
un río
podrán llamarte
acaso
y en todo lo demás
estamos solos.
- * - * - * - * - * - * - *
ALGO QUE NUNCA HICE
Abandonado como una mano dormida
volverá
ese viento que pudo
sin nostalgia o fervor
traer el día
los brazos
algo que nunca hice
esperar demasiado
de nadie
de nada.
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INMENSO
La tierra
el cielo
el aire mismo
yo escuché las bárbaras canciones
la suma del despojo
y así quedaste
inmenso.
@ ALBERTO E. MAZZOCCHI
Ni aún arde el fuego
y los campos sin ruidos son enormes tumbas
El frío ha vuelto entre los juncos
Las sombras sin rostros
han vuelto entre los juncos
Hoy es invierno en los ojos de las cigarras
Hoy es invierno en el viento
Hoy es invierno entre los demás hombres
adentro de las casas
en el papel
en la mano
entre los animales salvajes es invierno
entre las ramas
Las sombras sin rostros
ya no son espíritus
las amplias amapolas ya no son espíritus
Mi cuerpo flota como la silueta verde
del pájaro abrigado
olvidado de su muerte
mirando aún el río que tiene que llegar
y flotan las plumas del eider dormido
que ha vuelto
está todo oscuro
está todo abierto
dónde están enterradas las cigarras
al pasar visiones sobre el suelo?
todo oscuro y todo abierto
ni arde el fuego
y las amarillas bandadas de los buaros
se dirigen hacia el Levante
en las huellas del cazador
ha pisado la corneja
en las piedras cubiertas de tierra
está escrita la muerte
ni arde el fuego
y nadie ha llegado
hoy es invierno en la tierra.
- * - * - * - * - * - * - * - *
RECUERDA BEATRIZ UNA AVENIDA,
UN CIELO GRIS, UN BANCO ANARANJADO
Y UN HOMBRE MIRÁNDOTE A LOS OJOS
Acuérdate del viento
de mí no!
del viento
con sus largos dedos detenidos en el frío
estirando mis cabellos.
Acuérdate de mis ojos
empequeñecidos en medio del viento.
Acuérdate del viento
enterrando en su vano seno de aire
mi voz débil y extraña,
lejana como la nostalgia del viento,
triste y terrible como el gemido áspero del viento.
Oyelo
mover las hojas demacradas y tardías
y llevarse arrastrando
la sonrisa sombría de los niños
y los papeles arrugados y rotos de las aceras sucias e indiferentes!
Es el viento
que ha robado mis palabras!
Es mi voz
adentro de la boca del viento!
Es mi traspasada por los aullidos del viento!
Es mi respiración de los pinos!
Soy yo con mi sobretodo azul
detrás de las verjas negras de las mansiones antiguas!
Siempre que el viento
mueva las hojas:
Soy yo,
persiguiéndote y gritando
llevado por el viento…
Acuérdate del viento!
@ FABRICIO DEVALIS
RECORDANDO A BIANCA
Todas las siestas
los oídos se nos agudizaban
finitos
hasta escuchar el sonido
de un martillo contra el yunque
era el único sonido
en el vacío sin pájaros
en el que todos aplacaban el tiempo.
Despacio, imitando a los gatos
robábamos dos monedas
y nos reuníamos en la esquina vieja.
Nadie hablaba
y de a uno habríamos las manos
hasta que se llenaba
de solcitos la esquina.
Caminábamos silenciosos hasta el sótano
con el sonido perdido del yunque
que todos sabíamos
era el sonido del tiempo
Bianca nos sentaba en ronda
y decía que había nacido
con la mitad de un higo en su cuerpo
dos monedas valía el milagro.
Mientras nos tranquilizaba
hablando del romero y la albaca
que eran mágicos
le contaba su mamá.
Hacía que pusiéramos las monedas
sobre nuestros ojos
y sostuviéramos una olla entre las manos.
Suavemente
como la voz del aire decía:
¡Ahora!
De a uno dejamos caer las monedas
que golpeaban en la olla.
Ella estaba desnuda
con las piernas abiertas
frente a nosotros
recortándonos del mundo
y entre sus piernas
la perfecta mitad
de un higo rosado
mágico
nacido en su cuerpo.
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DUDAS
Pareciera
que estas palabras
nunca evolucionan
Se duermen con sonidos
de siempre
Que una tristeza rectilínea
desde mi abuelo hasta mí
la abraza en un solo día
Que no hay más
que un solo poema
que escribir
es reincidir
y quieto
quietito
se torna el corazón
al compás de los huesos
por comparación
o leyes del mercado
o ley natural
Será una pregunta
esta distancia
O será sólo ese poema
que espanta
que derroca escritores
y perdona a los transeúntes.
@ WALTER GIACOMELLI
HE CERRADO LA VENTANA
He cerrado la ventana y me preparo a dormir.
Las cuentas pueden esperar
hasta un hipotético lunes.
Es sábado por la noche y eso
significa mucho
ajetreo frenesí bailar:
la gente
realiza diversas operaciones de esparcimiento.
Igual mi decisión de llevar una existencia mínima
junto a la escritura
está en firme.
Aunque por otro lado
por algún doblez vuelven las preguntas
como ventosas al ojo.
¿Se acordarán de mí?
¿Y si el hipotético lunes no llega?
¿Si hay una distancia larga y lenta
interminable que haga lugar a los crecimientos
y remezones de la huesuda
temible
innombrable
muerte que nos cree desde el interior
de las células del cuerpo mortal?
No se puede huir de lo que muere por dentro:
ya está muerto quien pelea.
He cerrado la ventana
pero igual me toca
bailar con los de adentro.
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HACIA EL INTERIOR DE UN BERNI
Ademanes toscos
casi de karateka
salta la jacinta sobre el pescante
del trolebús.
Es un día como otros
sin embargo
tan fuertemente henchidos los sentidos de la patria
Baja a Sorpassos de la unidad móvil
y se acrecienta ante la ruinosa línea
de casitas.
Más allá la pampa extiende un brazo ambiguo
es mujer parada sobre el cráter
de la parquedad.
Quién volverá a peinarle los rulos
como la madre largamente muerta.
Quién de quiénes acunará el misterio
de su soltería.
Ha entrado en un cuadro de Berni y ha seguido
de espaldas
sin mirarme ya a mí
tan resuelta mientras
se mimetiza con un personaje de óleo
o collage
mientras sube el humo de su
Jockey Club.
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